Imagen de portada. Fotografía del Grupo de Extensión de Gestión Cultural.
ENTREVISTA A LA GESTORA CULTURAL BRENDA BENAVENTE Entrevistó para la I+A Esp. Arq. Julia Laterza | DATOS DE LA ENTREVISTADA Brenda Benavente. Técnica en Gestión Cultural (FAUD, UNMdP). Licenciatura en Gestión Cultural en curso (FAUD, UNMdP). Profesora en Danzas, orientación Danza Clásica (Escuela Municipal de Danzas "Norma Fontenla"). Integrante del Grupo de Extensión: Tramar lo Común (FAUD, UNMdP). Directora del Centro Cultural "La casa de Enfrente". Trabaja en temas vinculados con la cultura comunitaria, la política, la organización cultural; y producción de espectáculos y eventos. Contacto: brembetania@gmail.com |
El propósito de esta entrevista es acercarnos a los proyectos de Extensión vigentes en la FAUD, desde la mirada de los y las extensionistas y desde la conversación, la escucha, la palabra viva y en intercambio. Nos interesa conocer esos proyectos desde la inserción institucional: objetivos, articulaciones territoriales y resultados esperados; pero también conocerlos a partir de cuándo y a raíz de qué circunstancias surgen, cómo se componen, cómo devienen, evolucionan.
I+A: Para empezar, ¿nos podrías contar por qué elegiste el campo de la gestión cultural para desarrollar tu actividad profesional?
BB: Bueno, creo que fue al revés. Yo venía haciendo Gestión Cultural desde antes, soy profe de danza clásica, me recibí en la Escuela Municipal de Danzas[1] y empecé a tener un rol muy desde la gestión ya haciendo el profesorado en la escuela. Y cuando me recibí, bueno, ahí al toque empecé la carrera (Profesorado de Danza), pero ya empecé a tener un perfil muy de Gestión Cultural.
Entonces, averigüé si había algo para estudiar más relacionado a eso, ¿no? En ese momento, tareas de producción, de gestión de eventos, de generación de encuentros, y ahí entré en la carrera (Gestión Cultural). Y antes, al mismo tiempo más o menos, empecé a formar parte de un Centro Cultural: La Casa de Enfrente[2], del cual soy directora desde hace 13 años. Entonces, en paralelo se fue desarrollando como una actividad profesional que se complementaba con lo académico, más de estudio, de aprendizaje, y por eso empecé la carrera. De la práctica a la teoría, así fue.
I+A: ¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo como gestora cultural?
BB: Es algo que forma parte de mi vida, digamos. Yo cuando no quiero hacer cosas que tengan que ver con la Gestión Cultural, no me sale. Te digo un ejemplo: empecé hace unos años a bailar tango. Dije, bueno, voy a venir a bailar tango, voy a tomar clases, nada más, y no voy a hacer nada que no tenga que ver con venir y ser una estudiante que toma clases de tango. Y al mes estaba organizando un ciclo de milongas. Como que es algo que tiene que ver… cada uno tiene su personalidad y sus cosas, y a mí me sale enseguida en los ámbitos en los que voy participando empezar a generar comunidad.
¿Viste? Como empezar a conectar gente: “Ay, vos sos fulano, entonces vos y vos, que se conocen, y yo conozco a no sé quién”, como que enseguida me empieza a surgir eso, que es algo que me sale medio innato. Entonces digo, me gusta que es algo que me sale, que me queda cómodo, que me siento bien haciéndolo, que no me queda forzado.
Entonces es como lo que yo hago, pero tiene un título y tiene una carrera y una profesión.
I+A: ¿Se puede decir que llegaste a través de la experiencia en ámbitos artísticos también?
BB: Sí, comenzó siendo en ámbitos artísticos, y después más a partir del Centro Cultural, que tiene una formación política también, se fue trasladando a otros ámbitos, ámbitos de la política, pero también ámbitos sociales, territoriales, con una articulación con otros actores que no vienen del palo del arte, y que vienen de otras profesiones o de otros trabajos sociales.
I+A: ¿Crees que existe un lenguaje común que comparten esos ámbitos?
BB: Sí, que se trabaja con personas. Ese es el lenguaje común.
I+A: En relación a tus ocupaciones actuales, ¿en qué proyectos estás trabajando?
BB: Particularmente, este año armamos un Grupo de Extensión con algunas compañeras de Gestión Cultural. Si bien nosotras ya habíamos participado de otros proyectos de extensión, u otros grupos incluso, queríamos armar un grupo que nazca desde la Gestión Cultural y después empiece a articular y pensar la interdisciplina, pero la centralidad esté en la Gestión Cultural. Sobre todo, porque hay muchas cosas para trabajar. Pensamos desde lo académico con la carrera, en relación al mundo profesional y al desarrollo por fuera de lo que es la Facultad.
El profesional comunitario, autogestivo digamos, creemos que tiene que tener un vínculo distinto con lo que se genera hoy en la Facultad. Entonces pensábamos armar un grupo que empiece a encaminar eso; el grupo se llama: Tramar lo Común.
La directora es Gabriela Cadaveira[3], que es antropóloga y profe de la Tecnicatura en Gestión Cultural. Organizamos un ciclo de charlas con profesionales de la Gestión Cultural de distintos lugares para ir generando un corpus más teórico para ver después cómo eso alimenta, por un lado, lo académico, pero por otro lado también nuestras trayectorias por fuera de la Facultad. Digamos, es como la primera experiencia para aglutinar gestores culturales.
Queríamos generar una convocatoria para invitar a más personas a trabajar en ese grupo. Y de alguna manera está sucediendo, así que fue un buen comienzo.
I+A: ¿Fuera de la facultad también trabajas en algún proyecto?
BB: Tengo a cargo el Centro Cultural La Casa de Enfrente. Ahora está en Diagonal Alberdi Norte y Córdoba. Desde este lugar participo de un montón de proyectos, algunos más institucionales, ahí se desarrollan actividades educativas como el Plan Fines[4], alfabetización de adultos, algunos talleres artísticos y después algunas actividades no formales que van sucediendo con vinculación a otros colectivos artísticos o de organizaciones sociales y políticas.
I+A: ¿Quiénes participan en estos proyectos? Bueno, son como dos públicos diferentes.
BB: Sí, el grupo de extensión recién arranca, la idea después es seguir ampliando, y en principio queremos convocar gestores culturales. Entonces estamos enfocados en sumarlos y las actividades tienen como una mirada hacia ese sector. Gestores culturales profesionales y de la vida también, hay otras personas que también hacen a la profesión, la idea es ir por ese universo.
Y después el Centro Cultural es para un público completamente amplio; desde los adultos que vienen a la alfabetización, que es gente que no terminó la primaria, a profesionales o estudiantes, como por ejemplo se dictan talleres del Instituto del Profesorado de Arte (IPA)[5], que ya están terminando sus estudios terciarios y forman parte de este espacio también.
I+A: ¿Cómo se encontraron y se organizó?
BB: Nosotros formamos parte de una organización política, que trabaja con Fernanda Raverta. El grupo tenía la motivación de construir un espacio físico donde encontrarse, porque, desde el ideal de la militancia política, uno trabaja para transformar las realidades en las que transcurre su vida. Y para hacer esa transformación, nosotros lo que veíamos es, bueno, necesitamos generar comunidad, generar espacios de encuentro donde se empiece a trabajar, se materialice, una disputa del sentido común, una disputa de concepciones que están formando parte de nuestras vidas cotidianas, que creemos que tienen que ser problematizadas. A partir de ahí se formó el Centro Cultural.
I+A: En relación a las propuestas, podemos decir que los territorios en los que estos proyectos se desarrollan, son en la ciudad de Mar del Plata.
BB: Sí, se localizan en la ciudad de Mar del Plata. Con ambos, igual, tenemos articulación con otros lugares. El grupo de extensión ya organizó una charla con Úrsula Rucker[6], que fue la directora de Gestión Cultural de la Universidad de Avellaneda durante mucho tiempo y vive en Capital. Y la Casa de Enfrente recibe artistas todo el tiempo, de otros lugares: recitales de bandas musicales, seminarios de teatro, presentaciones de libros de autores que visitan Mar del Plata; todo el tiempo se articula con otros espacios. Pero se desarrolla en la ciudad.
I+A: ¿Existió una experiencia previa a la conformación del Grupo de Extensión?
BB: Nosotros veníamos haciendo gestiones desde hace cuatro años; nos empezamos a juntar con quienes ahora armamos el Grupo de Extensión para realizar actividades desde la Gestión Cultural. Son todas personas que trabajan también como gestores culturales por fuera de la Universidad. Y la vida nos ha ido encontrando adentro de la Facultad y afuera. Entonces es un grupo que ya viene funcionando; ahora le pusimos un nombre y lo institucionalizamos.
I+A: Entrando en el tema disciplinar ¿En qué enfoques o corrientes teóricas se apoyan los proyectos? ¿Qué debates se ponen en juego en estos espacios?
BB: Yo creo que ambos siguen una corriente parecida, conceptual, porque compartimos visiones del mundo. Probablemente yo participo de espacios, o creo espacios con personas que las comparten. Entonces, en ese sentido es medio similar. Nosotros en La Casa de Enfrente decimos que somos kuschianos, de Rodolfo Kusch[7], que fue un filósofo argentino de la filosofía de la liberación, uno de los pioneros. Él pensaba que la cultura es todo lo que se hace dentro del espacio en el que uno vive y se retroalimenta eso con los territorios.
Y tenía una visión muy propia, muy situada desde el lugar donde estamos hablando. De hecho, empezó a difundir una filosofía argentina que dentro de las corrientes era extraña, porque la conceptualización de nuestra realidad la construíamos mirando a Europa. Entonces él empezó a generar algo muy propio de nuestro lugar y a mirar cuál es el hombre y la mujer de nuestra tierra, a respetar un poco el quehacer cotidiano en relación a qué mundos habitamos.
Entonces nosotros decimos que somos kuschianos y de hecho lo seguimos, lo leemos, hacemos talleres de formación, tenemos eso muy presente, porque desde ahí construís comunidad: desde el espacio en el que estás, sin que nadie te diga qué es lo que tenés que hacer, qué tenés que mirar; sino siendo nosotros tratando de generar nuestra propia comunidad. Y un poco el grupo de la Facultad también, quizás con más herramientas teóricas, por haber pasado por una Universidad.
Otro referente es Alejandro Grimson[8], una de las personas que invitaremos a dar una charla. Es un pensador de la cultura, muy desde nuestra tierra y habla de cuáles son los límites que se le ponen a esa cultura, porque siempre que conceptualizamos algo dejamos algo adentro y dejamos algo afuera también. Estas experiencias nos sirven para pensar esos límites de la cultura y ver desde dónde nos posicionamos nosotros para hablar, con una opinión política también de lo que estamos haciendo.
Ahí hay un bagaje teórico un poco más sustentado por una carrera universitaria, pero la base va por el mismo lado, nosotros creando nuestro propio quehacer con las características de las personas que lo hacemos, de las que formamos parte y también con las características socioambientales que nos rodean.
I+A: Respecto a los objetivos de ambos proyectos, en relación a la comunidad ¿Cómo crees que pueden impactar en el territorio su puesta en marcha, en la práctica?
BB: En La Casa de Enfrente siempre decimos que si de todo lo que hacemos al menos a alguien le llega el mensaje de que necesitamos mirar a quienes tenemos alrededor, no sólo a nosotros mismos, para transcurrir nuestra vida, para ayudarnos y para realizar nuestros proyectos de vida, ya con eso estamos cumpliendo nuestra misión. Un poquito de eso sería la premisa con la cual trabajamos.
Y en el proyecto de extensión es lo mismo, aunque no está expresado de esa manera, La Casa de Enfrente tiene muchos años de construcción y muchos años donde uno se pone a pensar para qué hace lo que hace, entonces genera debates y palabras después, como que hay que conceptualizarlo y ponerle una palabra. En el proyecto de extensión yo creo que es lo mismo, un poco más orientado a la profesionalización de la gestión cultural, porque aparte esto recién arranca y el primer objetivo que planteamos es tratar de alimentar ese grupo con otros gestores, entonces resulta importante poder difundir una mirada de la Gestión Cultural que tiene más que ver con lo que nosotras hacemos, que es más orientado a lo comunitario, al desarrollo de la comunidad.
A algunos proyectos nosotros les decimos eventistas, cuando se dedican solo a eventos, o patrimonialistas; pero nos interesan los que tienen que ver con transformar algo dentro de la vida de las personas; que tengan más que ver con las personas y menos con las cosas.
I+A: ¿Piensan que desde el grupo de extensión se van a generar acciones más puntuales para poner en práctica algunas de estas cuestiones que se hablan al interior de la profesionalización? ¿O piensan que no es necesario llegar a esa instancia, sino que está cumplido con la capacitación y el generar una comunidad?
BB: Yo creo que es necesario y que va a ir sucediendo automáticamente. De hecho, nos juntamos, decimos tres cosas y ya empiezan a aparecer ideas para articular con otros, como que enseguida, un poco quienes formamos parte de los ámbitos extensionistas, o de la Gestión Cultural, necesitamos llevar sí o sí las ideas a la práctica, poner el cuerpo, y por eso enseguida va sucediendo.
Al principio, surge un debate sobre la Gestión Cultural porque nosotras también venimos con cierto sesgo que tiene la carrera y el Plan de Estudios en este momento. Los que venimos de trabajar afuera, vemos que hay una distancia entre lo que pasa adentro del aula y lo que te encontrás afuera. Entonces, en principio, la primera discusión que tenemos que dar es esa, porque nosotros necesitamos que la formación de los gestores culturales sea lo suficientemente amplia. Por ejemplo, la otra vez hablábamos con alguien que nos consultó acerca de la salida laboral del gestor cultural. Y es como que no existe una salida laboral concreta para los gestores culturales, pero al mismo tiempo todas las personas que participamos del grupo trabajamos de eso. Entonces, hay algo que nosotras supimos ir armando, que viene de antes, que no viene de la carrera, sino de cómo fuimos construyendo nuestras vidas, que es un entramado que va haciendo que vos te vayas incluyendo dentro del ámbito laboral con lo que sabes hacer y aportar. La carrera te brindará un material teórico sobre todo eso, pero hoy, si vos venís a la carrera pensando que va a brindarte una salida laboral, yo creo que no la vas a encontrar, de esa manera.
I+A: ¿Ustedes creen que desde la extensión pueden aportar al ámbito académico y proponer tal vez el día de mañana también una práctica preprofesional, como sí existe en otras carreras?
BB: Sí, además nosotras entendemos que la Gestión Cultural nace desde una disciplina práctica. Después se lleva a la academia y se piensa un Marco Teórico, un Plan de Estudio, cómo conceptualizarlo.
Nuestro plan de estudios tiene 25 años. Entonces, nosotras no podemos pensar que el aula alimente la práctica. O sea, es completamente, al contrario. Nosotras nacemos de una disciplina práctica donde se involucra el cuerpo, las manos, los sentimientos, las emociones y eso después se puede teorizar. Existe obviamente un ida y vuelta, digamos, que se genera un lazo, entonces entendemos que la parte teórica después va haciendo que esa práctica mejore, y que tenga más herramientas, y que incorpore otras perspectivas, otras ambiciones incluso. Pero creemos eso, que no se puede separar una cosa de la otra.
I+A: Entiendo que parte de lo que hemos conversado en la entrevista aporta tu mirada personal; en ese sentido, si tuvieras que identificar un aprendizaje clave, que te haya aportado el trabajo que hicieron hasta ahora, ¿cuál sería?
BB: ¿Antes de hacer extensión y después de hacer extensión? Qué difícil. Yo creo que es una mirada que va aportando a la construcción de tu vida.
De alguna manera, primero, poder contemplar los problemas que están a tu alrededor con otra mirada. Con una perspectiva también de la acción. Vos detectas un problema y estás pensando qué habría que hacer, a quiénes habría que convocar para ver si podemos atender tal problema, tal demanda.
Y después, por otro lado, un incremento de la empatía en todo contexto. Me parece que tiene que ver un poco con eso. Cada vez menos juzgar al otro y ser mucho más empático, pero en el buen sentido. Desde una cosa más del corazón. Sentimientos como la compasión, la empatía. Cuando estás poniendo el cuerpo, ofreciendo tus manos y tu corazón para problemas reales, todo empieza a cobrar otra dimensión alrededor.
I+A: ¿Se podría decir que la experiencia va potenciando?
BB: Sí, sí, claro. Pero además se va transformando internamente. Como que los problemas empiezan a tener jerarquías distintas, a los que tenían antes de hacer extensión, antes de preocuparte por el problema de otro. Vos en la extensión estás preocupado por el problema de otro, no por el tuyo. O es el tuyo, pero es colectivo.
Y una cosa más, comprendes también que no tenés soluciones para todas las cosas. Que se construye con un otro. Que está bueno, porque al principio es difícil desarmar esa mirada, porque lo más intuitivo que tenemos todos es encarar un problema y pensar que tenemos la solución. Más en tiempos como el que estamos transcurriendo ahora, que es de opinología total: todos tenemos un stream para decir lo que pensamos sin haber estudiado nada del tema y sin tener una experiencia.
Entonces cualquiera tiene una opinión válida sobre cosas que desconoce. Bueno, en ese contexto la extensión te pone a prueba en la vida real. Te lleva a reflexionar sobre el hecho de que vos no tenés ninguna solución, individualmente nadie tiene ninguna solución, la solución se construye y lo que tenemos que trabajar se construye con otros. Eso te cambia la vida, porque vos empezás a pensar una mirada con el otro, que incluye al otro.
I+A: ¿Cuáles son los desafíos que encuentran hoy? ¿Qué es lo que falta lograr?
BB: Me parece que vamos a compartir, desde todas las perspectivas, que esos desafíos tienen que ver con la participación. Me parece que ese es el desafío más grande, porque, además, más allá de necesitar cabezas y manos para resolver cosas; cuantos más seamos, mejores y más grandes soluciones vamos a aportar.
Más allá de eso, esa mirada que transforma, necesitamos que un poco sea la experiencia que el estudiante de la universidad, que pasó por la universidad, aprenda de acá. Es la experiencia que después va a hacer que nosotros generemos mundos menos violentos y menos crueles. Entonces, nuestra intención es que todos participen de la extensión en algún momento. Después a algunos les gustará más y querrán participar más y a otros será una experiencia pasajera, pero por lo menos esa mirada sobre el otro, sobre construir con el otro, te transforma como profesional y te transforma para la vida.
I+A: ¿Esta es una invitación para los estudiantes? ¿Están todos convocados para venir a trabajar y a vivir esta experiencia?
BB: Sí, pero bueno, ese es el desafío, que se sumen. Y también nosotros tenemos un desafío como un poco más puntual vinculado a la currícula que se viene trabajando hace muchos años, no es algo de ahora, para que esté incluida la extensión en todas las carreras desde la obligatoriedad de la cursada. Que se incluya en la formación: aprender a mirar los problemas reales de tu comunidad tiene que ser parte de la formación.
I+A: ¿Qué lugar creés que ocupan o deberían ocupar las políticas culturales en la agenda pública?
BB: Bueno, central, ¿no? Un lugar central, totalmente.
Pero porque además es el lugar donde la comunidad se repiensa, se regenera y reconstruye sus lazos y su identidad. Entonces, digamos, justamente los gobiernos neoliberales y los de derecha y los más crueles son los que vienen con una agenda de despolitización de la cultura. La agenda es un poco parecida en todos los gobiernos, con algunos matices, pero hoy día nos encontramos ante la eliminación de espacios públicos o privatización de los mismos.
¿Eso qué provoca? Que haya menos espacios de encuentro de la comunidad. Menos políticas públicas que promuevan la formación de artistas de todo tipo, colectivos o individuales, pero las creaciones de artistas argentinos. ¿Y qué hace un artista cuando crea algo? Bueno, habla de lo que está pasando a su alrededor. Lo esté pensando o no lo esté pensando. Está proponiendo una obra en un contexto, entonces está hablando de lo que está pasando a su alrededor. Actualmente cierran espacios y se eliminan políticas, obviamente, que tienen que ver con proyectos colectivos ¿no? que tienen que ver con fortalecer centros culturales o centros comunitarios o talleres. Todo lo que tiene que ver con lo comunitario cierra.
Bueno, todo eso es para que la comunidad no se encuentre, no se repiense, no piense sus problemas, no busque soluciones conjuntas, porque cuando uno se da cuenta de todo eso, el proyecto de la crueldad y de la violencia hace menos mella en la población. Entonces, necesitamos no solo una política cultural, sino que sea continuada en el tiempo y que no pueda ser algo que pueda ir y venir, según el gobierno cambie.
Además, si la vida de las personas se transforma según las lógicas del individualismo y la meritocracia; donde vos tenés que conseguirte tu trabajo, ganar tu plata, comprar tus cosas y después encerrarte en tu casa (que es el prototipo de ciudadano que promueven los gobiernos de derecha) la vida pierde su esencia, que es poder conectar con otros. Nosotros yo creo que no venimos a este mundo para trabajar y comprar cosas. Pero por lo menos es lo que yo trato de hacer en mi vida, y en lo que trato de que los que están alrededor mío también puedan poner el ojo, en que tenemos que tratar de generar cosas que nos hagan bien.
En ese generar cosas que nos hagan bien, está la cultura como bastión. La política cultural tiene que tender a promover eso, a difundir, a democratizar y por eso se elimina en contextos como este.
I+A: Para terminar, ¿qué consejo les darían a los que vienen? a quienes recién están empezando en este campo de la Gestión Cultural y la Extensión.
BB: Que hay que participar. Ese sería el único consejo que le podemos dar; después en la experiencia, uno va aprendiendo cosas y va generando sus propios caminos, pero hay que participar para aprenderlo.
[1] Escuela Municipal de Danzas “Norma Fontenla”. Sitio web: https://emdnfontenla-bue.infd.edu.ar/sitio/
[2] Centro Cultural “La Casa de Enfrente”. IG: https://www.instagram.com/lacasadenfrente/?hl=es
[3] Gabriela Cadaveira. Dra. Lic. en Cs. Antropológicas (UBA). Especialista en Docencia Universitaria (FH, UNMdP). Doctora en Humanidades y Artes con mención en Educación (UNR). Docente e investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades (FH, UNMdP). Docente de la Tecnicatura en Gestión Cultural y extensionista (FAUD, UNMdP). Correo electrónico: gcadaveira@gmail.com
[4] El Plan FinEs es una alternativa gratuita del Estado argentino que permite a personas mayores de 18 años completar la primaria, la secundaria o rendir las materias pendientes del último año. Ofrece un título oficial con validez nacional, habilitando el acceso a universidades, empleos y concursos en todo el país. La modalidad es semipresencial y cuenta con el acompañamiento de docentes tutores. https://www.infoleg.gob.ar/
[5] Instituto del Profesorado de Arte “Adolfo Abalos”. Sitio web: https://ipamardelplata.edu.ar/
[6] Úrsula Rucker. Lic. en Gestión del Arte y la Cultura (UNTREF). Docente de la Carrera de Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Fundadora de la Red Latinoamericana de Gestión Cultural (https://redlgc.blogspot.com/).
[7] Günter Rodolfo Kusch (Buenos Aires, 25 de junio de 1922 - Maimará, 30 de septiembre de 1979) fue un antropólogo y filósofo argentino. Entre otras obras relevantes escribió: “Nuestra América”.
[8] Alejandro Grimson es un reconocido antropólogo argentino, conocido por sus investigaciones sobre cultura, identidades y política en América Latina. Entre otras obras relevantes escribió: “Los límites de la cultura”.