Imagen de portada. Fotografía del Proyecto: “Jugando entre Urdimbre y Trama” y Juegoteca: “Nada es Imposible”.


ENTREVISTA A LA ESP. DISEÑADORA INDUSTRIAL

NATALIA MERLOS

DATOS DE LA ENTREVISTADA

Natalia Isabel Merlos. Especialista en Docencia Universitaria, de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FH, UNMdP). Diseñadora Industrial orientación textil (FAUD, UNMdP). Maestrando en Ciencia, Tecnología y Sociedad (UNQ). Profesora Adjunta en el Área Tecnológico Productiva y Profesora Adjunta en el Área Proyectual, ambos de la orientación textil (FAUD, UNMdP).

Trabaja en extensión universitaria como Directora del Grupo de Extensión: Dinámicas de Inclusión (FAUD, UNMdP).

Dirige proyectos de Prácticas Socio Comunitarias (PSC); y también vinculadas al ejercicio de la profesión, asociadas al medio local (FAUD, UNMdP).

Contacto: nataliamerlos@gmail.com


El propósito de esta entrevista es acercarnos a los proyectos de Extensión vigentes en la FAUD, desde la mirada de los y las extensionistas y desde la conversación, la escucha, la palabra viva y en intercambio. Nos interesa conocer esos proyectos desde la inserción institucional: objetivos, articulaciones territoriales y resultados esperados; pero también conocerlos a partir de cuándo y a raíz de qué circunstancias surgen, cómo se componen, cómo devienen, evolucionan.

I+A: ¿Nos podés contar brevemente quién sos y cómo llegaste al mundo del diseño y a la Extensión Universitaria?

NM: Llegué al mundo del diseño en los años 90; formo parte de la segunda cohorte de la carrera de Diseño Industrial, después de haber cursado un par de años en Ingeniería. El diseño me abrió muchas puertas y nuevos campos de conocimiento: primero desde la docencia, luego desde la investigación, donde trabajé durante varios años y logré mi categorización como investigadora. Aunque actualmente no integro ningún grupo de investigación y vine hoy a hablar de lo que hago en Extensión.

Mi acercamiento a la extensión universitaria se dio, curiosamente, por iniciativa de un grupo de estudiantes que se acercó con una problemática y la intención de abordarla desde el diseño. Esa experiencia, sumada a mi participación como evaluadora en varias convocatorias de los programas de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), me motivó a presentar mi propia propuesta. Así fue como comencé a involucrarme en la extensión universitaria.

I+A: ¿Y qué es lo que más te apasiona, digamos, de tu trabajo diario? ¿Como diseñadora, extensionista o docente?  

NM: Bueno, en realidad, lo que más me apasiona del diseño es su capacidad de asombro. Los estudiantes te sorprenden constantemente, en cada proyecto, en cada trabajo práctico. Siempre hay algo nuevo que sucede, algo que se transforma. Me gusta esa dinámica, ese movimiento constante que hace que ninguna clase sea igual a la anterior.

I+A: ¿En qué asignaturas sos docente?  

NM: Soy docente en dos asignaturas de la carrera de Diseño Industrial.  Profesora Adjunta del Taller Vertical de Diseño Textil en el nivel 2 y Profesora Adjunta del Taller Vertical de Tecnología Textil en el nivel 1.  

 

I+A: ¿En qué proyecto estás trabajando y en qué instituciones o colectivos participan?

 

NM: Empecé en la extensión trabajando primero con el voluntariado universitario, luego en convocatorias a las Prácticas Sociales Comunitarias (PSC, UNMdP) y en la actualidad en actividades de extensión.

I+A: ¿Hace cuánto desarrollan estas actividades?  

NM: Somos un equipo que nos involucramos con la extensión hace 8 años. Venimos desarrollando de manera ininterrumpida el trabajo con la comunidad marplatense en distintos barrios de la ciudad.

En el 2018 a través del proyecto Estampando Identidades, financiado por la SPU, se trabajó en el desarrollo de identidad del club de fútbol barrial: "Defensores de Parque Palermo" a través de la capacitación en oficios a madres de jugadores que asistían al club. Esta capacitación tuvo que ver con el desarrollo de imagen y productos (tazas, gorros, banderines, remeras) a través de la técnica de sublimación textil. En el 2019 se presentó a convocatorias de las PSC con dos proyectos. El primero tenía como objetivo realizar un seguimiento de "Estampando Identidades", brindando herramientas para la continuidad del trabajo comunitario sin nuestra intervención permanente. El segundo, llamado "Una segunda oportunidad: reparación colectiva de prendas", en donde trabajamos en articulación con el Dispositivo Integral de Abordaje Territorial (DIAT) "Casa Caracol"[1], con el objetivo de realizar una jornada de producción textil, revalorizando descartes y reparando prendas para darles un nuevo uso.

En el 2020 nos presentamos a convocatoria de PSC nuevamente y en el contexto de pandemia, se optó por retomarla en el 2021, en donde se confeccionaron cuellos para combatir el frío, hechos con la técnica de fieltro, para barrios periurbanos de la ciudad.

En el 2021 en el marco de la convocatoria “Universidad, Cultura y Territorio 2021” por la SPU, nos presentamos con un proyecto denominado “Jugando entre Urdimbre y Trama: Tejiendo lazos (re) pensando y (re) haciendo prácticas extensionistas significativas”.  

Hace tres años decidimos formar un grupo de extensión que se llama Dinámicas de Inclusión: Diseño integral como herramienta para la inclusión social (OCA Nº 310/22). Para enmarcar todas nuestras acciones de prácticas sociocomunitarias, nos pareció interesante tener nuestro grupo y así poder trabajar no solo con ellas, sino con actividades también de extensión vinculadas con proyectos de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD, UNMdP) y con otras unidades académicas de la UNMdP.

Es un desafío responder a problemáticas complejas, marcadas por transformaciones tecnológicas, desplazamientos culturales y conflictos territoriales. En este contexto, el diseño se redefine como una práctica situada, colectiva y crítica, en diálogo constante con saberes locales, oficios tradicionales y demandas de la comunidad.  

En la actualidad estamos articulando actividades con un grupo de extensión del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que se llama “Cadena de valor ovina en el sudeste de Buenos Aires” cuyo objetivo general es valorizar los productos y subproductos de la producción ovina en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, en el marco de sistemas productivos/agroalimentarios sustentables.  Así fue que logramos generar un intercambio de conocimientos y experiencias que benefició tanto a nuestros estudiantes como al grupo Hilanderas del Sudeste Bonaerense, que consistió en valorizar los productos y subproductos de la producción ovina en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, potenciando el valor de la lana de esta región (gruesa a mediana) en el desarrollo de productos bajo la técnica de afieltrado.

I+A: ¿Cómo está conformado el equipo de trabajo de este proyecto? 

NM: Todos los proyectos son multidisciplinarios. Estudiantes, graduados y docentes, de la carrera de Diseño Industrial (DI, FAUD, UNMdP) y de la Tecnicatura Universitaria en Comunicación Audiovisual (TUCA, FAUD, UNMdP). Son personas y son instituciones.  

I+A: ¿Cómo se armó el equipo? ¿Se conocían de antes o fue una articulación reciente?

NM: No, al principio no nos conocíamos. Generalmente no nos conocemos nunca. Salvo con tu grupo más afín que le interesa trabajar la extensión porque a veces es complicado que alguien te acompañe en estos proyectos porque es mucho para hacer y a veces los tiempos o el desconocimiento suelen ser un obstáculo.

 

I+A: Y el grupo de Dinámicas de Inclusión. ¿Cómo está constituido actualmente?  

NM: Está constituido por estudiantes y docentes de DI, y de la TUCA.  

Actualmente, no tenemos un staff fijo de estudiantes y graduados. A medida que van surgiendo las prácticas socio-comunitarias o las actividades, que son realmente las dos cosas que tenemos, vamos sumando gente y le hacemos todo el trámite para que se le dé de alta en el proyecto dentro de esa actividad.

 

I+A: ¿Cuál es la propuesta general del proyecto? ¿Dónde se desarrolla? ¿Por qué eligieron en ese caso ese lugar en particular? ¿Este proyecto viene de una experiencia anterior? ¿Y con qué otras organizaciones, espacios o proyectos se articulan?

NM: El proyecto tiene como objetivo principal contribuir al fortalecimiento de los lazos sociales y la construcción de comunidad, a partir de la implementación de estrategias de capacitación en diseño. Buscamos generar procesos de co-construcción del conocimiento de manera dialógica entre el barrio y la Universidad, articulando el saber popular con el saber académico a través de talleres formativos y co-formativos.

En cuanto al contenido, nos apoyamos en las identidades que se recrean dentro de las propias comunidades. Consideramos fundamental fortalecer el sentido de pertenencia, valorar las identificaciones culturales de cada grupo y promover un ambiente de compañerismo y colaboración en los equipos de trabajo.

I+A: ¿Sobre qué enfoques teóricos o metodológicos, se apoya el proyecto? ¿Qué perspectivas o debates les interesa a ustedes, poner en juego en este trabajo?  

NM: Nos interesa generar espacios de reflexión e intercambio entre el mundo académico y de los actores intervinientes, valorizando sus saberes y promoviendo la reflexión sobre las relaciones de poder estructurales, siguiendo la metodología en el territorio de la extensión crítica (Tommasino y Cano, 2016[2]) y una visión pedagógica (Freire, 1993[3]).  

 

Entendemos el concepto de territorio no solo como un espacio físico, sino también como una construcción simbólica, política y afectiva (Guattari, 1986[4]). Desde el campo del diseño, trabajamos con la metodología de trabajo de taller —el aprender haciendo—, que guía todas nuestras actividades. Esta dinámica implica trabajar con otros, escuchar todas las voces, construir colectivamente y aprender en el proceso.  Todos proponemos y pensamos actividades, teniendo en cuenta la flexibilidad en la actividad ya que a veces uno dispone o programa y cuando vas al lugar la dinámica es otra, entonces es importante tener la posibilidad de poder responder si nos encontramos con algo que no estaba previsto.  

I+A: ¿Y el territorio cuál es en este momento, o cuáles han sido los más conocidos?  

NM: Bueno, el que ha sido más divino, desde el punto de vista afectivo o emocional, porque uno pone mucho de uno cuando hace estas cosas, es trabajar con niños, niñas y adolescentes. Según palabras de Gabriela Augustowsky (2012[5]) diseñar actividades, proyectos, propuestas en las que chicos, chicas y jóvenes sean incitados a ocupar la escena en un movimiento que los involucre personalmente, íntimamente; que los convoquen de modo genuino a la construcción de sentidos propios para repensarse individual y colectivamente a través del arte.  

 

I+A: ¿En qué lugares, en qué escuelas?  

NM: En el Barrio Parque Palermo, en un club de fútbol; en el barrio La Zulema, con la ONG Nada es Imposible, en su dispositivo que es la Juegoteca. En esta última, participamos en varias oportunidades.

Figura N°1. Fotografías del Grupo de Extensión con niñes en el barrio La Zulema, con la ONG Nada es Imposible, en su dispositivo: Juegoteca. Fuente: Producción propia.

I+A: ¿Cómo se estructuró la propuesta?  

NM: La propuesta se estructuró a partir de actividades lúdico-recreativas vinculadas al diseño textil. Comenzamos con ejercicios de dibujo —a lápiz, con acrílicos, collage— y luego digitalizamos las producciones para aplicarlas mediante la técnica de sublimación, por ejemplo, en rompecabezas y toallitas de mano.

En otro encuentro trabajamos con la técnica de afieltrado, donde los estudiantes realizaron el fieltro en el taller. Llevamos las piezas ya cortadas, junto con ojitos, boquitas y restos de lana para decorar, y todos participaron en el armado de móviles.

También contemplamos a quienes prefieren no involucrarse directamente en la actividad y optan por otras formas de participación, como jugar a la pelota o simplemente observar. Siempre hay un espacio de encuentro, siempre hay un rescate… y, de alguna manera, siempre hay una pelota…

Figura N°2. Collage de fotografías con familias en el barrio La Zulema, con la ONG Nada es Imposible, en su dispositivo: Juegoteca. Fuente: Producción propia.

¿Y eso se hace previamente convenido con sociedades de fomento?  

En este caso fue con los voluntarios de la Juegoteca, en el caso de las tejedoras fue con el director del proyecto.  

 

¿Qué otro tipo de actividades han hecho con esto, con tejedoras?  

Nuestra última actividad del año la vamos a realizar con las tejedoras del sudeste el 5 de noviembre. Vamos al Km 57 de la ruta 226. Luego tendremos la posibilidad de compartirte lo que hicimos.

A nosotros lo que nos interesa también es traerlas a la Universidad, que sientan que la Universidad es de todos.  

 

¿Podes describir quiénes son las tejedoras del sudeste?  

Las tejedoras del sudeste es un grupo de mujeres de la zona sudoeste de la provincia de Buenos Aires, que trabajan con la lana ovina, gruesa, en donde el hilo no es factible de ser producida industrialmente, entonces ellas hilan a mano y aprovechan esa lana ovina que no es industrializable, pero sí para realizar todo lo que es artesanía y aparte es una lana de la región.  

Nosotros trabajamos con el INTA en ese caso. Ellos tienen acceso a la materia prima y la conocen mucho;  lo que nosotros podemos aportar es darles valor a los tejidos, más allá del hilo artesanal.

El 5 de noviembre vamos a ver el proceso de esquila de la lana de oveja. Nos parece bien esa articulación y llevar a los estudiantes para que se encuentren con otra realidad y vivan la experiencia.

El INTA nos proveyó la lana media- gruesa de estas ovejas, para que nosotros podamos hacer las pruebas primero; porque antes de hacer un trabajo con alguien en este caso tuvimos que hacer unas pequeñas pruebas a ver cómo se comportaba el material. Esas pruebas las hacemos en el taller.

Figura N°3. Fotografía con las Tejedoras del Sudeste, equipo del INTA y FCA, autoridades de la escuela Agraria de Las Armas, equipo Docente y estudiantes de Tecnología Textil-nivel 1 (FAUD, UNMdP).  Fuente: Producción propia.

¿Qué se prueba?  

Probamos cómo responde el material al fieltro.

El fieltro es un tipo de tela no tejida que se hace con calor, presión y humedad. Lo que logramos es un material textil que no está tejido. Está afieltrado. Está entrelazado.  Hicimos esas pruebas para ver cómo reaccionaba el material para poder contarles a ellas qué cosas pueden suceder a la hora de hacer el fieltro.

Hicimos un montón de pruebas. Teníamos todo organizado pero bueno, Mar del Plata tiene un clima bastante variable. Ese día no pudieron acercarse a la Universidad por factores climáticos.

Entonces ahora el 5 de noviembre vamos a ir y participar con los estudiantes por dos motivos: en principio es para que ellos puedan ver la esquila de las ovejas, cómo se hace, cómo se trata el animal, eso se hace en Balcarce; y por otro lado para que puedan llevar las pruebas que hicimos con ellos.

La idea es llevarlos y que podamos tener una práctica de fieltro con los estudiantes y las tejedoras con el fin de co-crear objetos y potenciar el conocimiento situado.  

 

¿Qué cantidad de estudiantes más o menos se involucran en esta actividad?

Los estudiantes pertenecen a la orientación textil, alrededor de 20 estudiantes.

No son muchos, pero bueno, uno siembra la semillita y después cada quien vera como prende.

 

¿Cuáles son los objetivos del proyecto en relación con la comunidad? ¿Cómo imaginan que este proyecto puede impactar en el territorio?  

Nuestra intención es vincular las distintas áreas del diseño con las demandas territoriales que surgen en Mar del Plata y la región. Consideramos fundamental que, en el proceso de formación profesional, los y las estudiantes tengan experiencias que los acerquen a diferentes realidades, que despierten su curiosidad, creatividad y deseo de transformar los espacios que habitan. En este sentido, entendemos que la enseñanza universitaria no puede estar desvinculada de la comunidad en la que se inserta.

Buscamos también que la carrera, y especialmente nuestra orientación, pueda visibilizar qué hacemos, cuáles son nuestros alcances y de qué manera podemos articular con otros proyectos de distintas unidades académicas.

Actualmente tenemos presentada una PSC que se integrará a un proyecto de extensión de la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Agronomía. Estamos muy entusiasmadas, junto con la co directora del proyecto la DI Soledad Rodriguez, con esta nueva articulación, que surgió casi de manera espontánea —por publicaciones en redes sociales de lo que hacemos—, y eso nos parece valiosísimo.

Cada vez hay más personas interesadas en sumarse a la extensión a partir de este tipo de experiencias compartidas. Por eso creemos que el próximo año será de mucho aprendizaje. Dentro de ese gran proyecto, incluimos nuestra práctica sociocomunitaria, que, si bien no es obligatoria en el plan de estudios, decidimos hacerla obligatoria en nuestro nivel y orientación, porque consideramos que forma parte esencial de la formación en diseño.

¿De qué se trata esa práctica?  

Se va a trabajar con estudiantes del nivel secundario de la escuela agraria de Sierra de los Padres. Proponemos trabajar la lana gruesa proveniente de la zona para la confección de productos bajo la técnica de afieltrado.  Además, tenemos planteada una actividad de teñido con tintes naturales.

¿Qué resultados esperan, además de lograr la divulgación de esta orientación textil? ¿Existe algún tipo de evaluación? ¿algún modo de medir el impacto? ¿o esto está desagregado en las funciones entre estas articulaciones digamos interdisciplinarias que ustedes mismos están planteando?

Además de dar a conocer lo que hacemos desde la Facultad, solemos participar en congresos de extensión y de diseño —como la Red de Carreras de Diseño en Universidades Públicas Latinoamericanas (DISUR[6])—, presentando nuestro trabajo en formato de ponencias o pósters. También participamos en espacios como la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM[7]), la Red UNIX y las jornadas de extensión que se realizaron el año pasado en la Facultad. A partir de esas experiencias, generamos diversas publicaciones, incluso algunas notas en el diario La Capital, y hoy contamos con un importante registro de nuestras acciones en extensión desde 2017 hasta la actualidad.

Llevar el último proyecto al DISUR fue una oportunidad más para visibilizar nuestra orientación y compartir lo que hacemos. Pero además de mostrar resultados, creemos que es fundamental comprometerse con la producción de conocimiento: no quedarnos solo en la acción, sino poder ponerla en palabras, reflexionar sobre ella y difundirla. Eso también es una forma de empezar a categorizar la función extensionista dentro del diseño.

En cuanto a la evaluación, más allá de los indicadores que se solicitan en los proyectos con financiamiento —tanto cuantitativos como cualitativos—, entendemos que estas instancias de comunicación y reflexión también son modos de evaluación. En todas las devoluciones recibidas los resultados fueron muy positivos.

Además, muchas de nuestras acciones dejaron resultados concretos, como la adquisición de maquinaria gracias a las convocatorias ganadas con financiamiento. Esos recursos quedan disponibles para la Universidad y para la comunidad de nuestra Facultad, lo que asegura una continuidad y un impacto real en el territorio y en la institución.

Si tuvieras que nombrar un aprendizaje clave que te haya dejado este trabajo ¿cuál sería?  

Para mí, el mayor aprendizaje es poder transformar la realidad, dejar algo en el otro y, al mismo tiempo, transformarme en ese proceso. Es un aprendizaje constante y un desafío hermoso.

Para quienes recién están empezando, dentro de la extensión, de las prácticas sociocomunitarias, dentro de la disciplina o la especialización en diseño textil, ¿darías algún consejo?

Les diría que busquen actividades que alimenten su curiosidad y los motiven. Que entiendan que el conocimiento es colaborativo y que el trabajo siempre se construye con otros. Vale la pena involucrarse en distintas problemáticas, investigar, conocer otras realidades y salir de la zona de confort. A veces pensamos que los lugares donde se puede actuar están lejos, pero en realidad están a la vuelta de la esquina. Llegar a otras realidades, para mí, es fundamental.

 

 

 


[1] La Casa Caracol, un Dispositivo Integral de Abordaje Territorial (DIAT). En Mar del Plata, se encuentra en la calle Ituzaingó 8055, en el Barrio Malvinas Argentinas, y es un espacio de inclusión para jóvenes a través de talleres culturales y de formación, operado por la ONG Sol de Mayo junto a la SEDRONAR (https://www.argentina.gob.ar/salud/sedronar). 

[2] Tommasino, Humberto & Cano, Agustín (2016). Avances y retrocesos de la extensión crítica en la Universidad de la República de Uruguay. Masquedós – Revista de Extensión Universitaria, 1(1), 9–23.

[3] Freire, Paulo (1993). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina.

[4] Guattari, Félix (1986). Micropolítica: cartografías del deseo. Petrópolis, RJ: Vozes.

[5] Augustowsky, Gabriela (2012). El arte en la enseñanza. Buenos Aires: Paidós.

[6] Sitio web: https://disur.edu.ar/

[7] Sitio web: https://grupomontevideo.org/site/