CARTOGRAFIAR LA DERIVA

Reseña del Libro: Una fauna artificial

Romina Santa Cruz


Figura N°1. Tapa del Libro Una fauna artificial. (2025)

DATOS DEL AUTOR

Romina Santa Cruz. Arquitecta (FAUD, UNMdP). Especialista en Docencia Universitaria (FH, UNMdP). Doctoranda en Arquitectura (FAUD, UNMdP). Jefa de Trabajos Prácticos en el Taller Vertical de Diseño Arquitectónico T (FAUD, UNMdP). Investigadora en el Proyecto: Investigación en Experiencias disruptivas en la didáctica de las disciplinas proyectuales del Grupo de Estudios sobre Acciones Proyectuales (GEAP, CIPADI, FAUD, UNMdP).

Contacto: rominaarq@gmail.com

ORCID: 0009-0001-7959-7158



UNA FAUNA ARTIFICIAL

Colección Territorios e identidades

AUTORES

Facundo S. López y Paula Alonso.

ISBN: 978-631-909-410-7

Editorial: Ediciones Bonaerenses. Argentina.

Libro digital, PDF. Disponible en: https://edicionesbonaerenses.sg.gba.gob.ar/libro/una-fauna-artificial/

Imagen. Fotografía en blanco y negro de los Talleres Ferroviarios en la Estación de FFCC (Ferrocarriles) de Coronel Pringles, tomada por Paula Alonso, una de las autoras del Libro: Una fauna artificial (López y Alonso, 2025:30).

Una fauna artificial,  de Facundo S. López y Paula Alonso, es un itinerario visual y textual que invita a una relectura profunda y asombrada del paisaje cotidiano de la provincia de Buenos Aires. Publicado por Ediciones Bonaerenses en 2025, combina fotografía, croquis, dibujo y relato de viaje en un registro que oscila entre el ensayo visual, la crónica territorial y la investigación proyectual. En un tiempo en que mirar se ha vuelto un gesto apurado, este libro propone una pausa: detenerse, observar, perderse un poco para redescubrir lo que está ahí, a la vista de todos, pero que se ha vuelto invisible.

El título funciona como una declaración de intenciones.  La “fauna artificial” es el conjunto de arquitecturas silenciosas, aquellas estructuras que por su convivencia cotidiana con el paisaje han sido olvidadas o invisibilizadas. No son animales biológicos, sino vestigios arquitectónicos dispersos en la vasta geografía bonaerense, testigos de un tiempo en que el ferrocarril organizaba la vida y el territorio.  Llamarlas fauna es devolverles movimiento, una vitalidad latente, un modo de seguir habitando la llanura. “Cazarlas” es documentarlas, catalogarlas y registrarlas, un modo de redescribir. La llanura se transforma así en laboratorio; el registro, en herramienta de conocimiento.

En el prólogo, Javier Mendiondo se pregunta por el género del libro, sugiriendo que puede ser desde una guía de excursiones hasta un catálogo patrimonial, pero enfatiza su calidad de ensayo. El recorrido de López y Alonso, un arquitecto y una artista plástica, es particular: se construye a partir del extravío deliberado, de un perderse que habilita el encuentro con lo imprevisto. Este nomadismo indisciplinado y consciente convierte el desplazamiento en una práctica estética y crítica, remitiendo conceptualmente al walkscape de Francesco Careri o a la figura del flâneur de Walter Benjamin. La singularidad de Una fauna artificial reside precisamente en esta intersección: la lectura funcional de la arquitectura (vista como tipologías utilitarias dentro de un sistema) se cruza con la dimensión subjetiva del arte (fragmentos que interpelan la mirada).

Esta práctica de la deriva se traduce en un ejercicio de observación y registro. Su modo de mirar tiene algo de arqueológico: lo que registran no son ruinas, sino presencias activas, estructuras que todavía organizan la experiencia del paisaje. El material reunido (escritos, fotografías, mapeos y croquis) conforman un archivo material que permite redimensionar el valor de cada pieza. Las fotografías capturan la materia, sus texturas, su resistencia al tiempo y, sobre todo, su condición paisajística; los dibujos, en cambio, los restituyen a una escala humana, los reponen en la imaginación y tratan de comprender la morfología constructiva.

El recorrido propuesto se estructura a partir de los ramales ferroviarios del sudeste bonaerense. Estaciones abandonadas, silos, tanques cisterna, galpones y otras infraestructuras aparecen como hitos de un territorio que el libro revela desde la práctica del andar. Cada desplazamiento y parada funciona como una escena mínima donde la fotografía y el dibujo se articulan para cartografiar y construir una lectura del paisaje.

Sin embargo no se trata solo de un relevamiento. Al develar y poner coordenadas a los objetos, el libro se inscribe en la tradición de textos que indagan la cultura geográfica de la Pampa, revelando en su inmensidad una incomodidad emocional vinculada al “vértigo horizontal” del llano, una identidad marcada por la ausencia de cualidades, un paisaje “flaco” que hay que construir (plantar el monte, erigir el rancho, trazar la vía). La geografía se humaniza por la identificación de estos puntos de anclaje creados por el hombre, que dotan de significado al vacío. En ese espacio de horizontes abiertos, el acto de nombrar o dibujar se vuelve una forma de arraigo.

 La edición es cuidada; la secuencia de imágenes construye ritmo y sentido; los textos acompañan con sobriedad, sin explicar en exceso. La mirada que los autores ejercen sobre el paisaje implica una operación de selección, recorte y traducción visual que se inscribe en una línea de exploraciones contemporáneas sobre el territorio. El enfoque interdisciplinario, entre arquitectura, arte y geografía, amplía las posibilidades de lectura, permitiendo comprender el territorio como una construcción cultural antes que como un dato físico. La coherencia entre forma y contenido refuerza el planteo metodológico: el viaje, el dibujo y la observación funcionan como instrumentos complementarios. Todo en el libro parece obedecer a una ética de la atención, a una voluntad de registrar sin dominar.

La contribución principal de Una fauna artificial reside, en definitiva, en su propuesta metodológica. Documenta un territorio y sus arquitecturas menores, pero, sobre todo, propone un modo de mirar que podría extenderse a otros paisajes. Rebecca Solnit señala que el concepto de “perdido” tiene dos acepciones: por un lado, perder cosas implica la desaparición de lo conocido; por otro, perderse supone la aparición de lo desconocido. Afirma que “perderse es estar plenamente presente”, y ese parece ser también el gran acierto de este libro. Una fauna artificial es un libro que invita a perderse, a mirar de otro modo. En tiempos en que la arquitectura busca redefinir su vínculo con el paisaje, esta obra propone una experiencia paciente del territorio que transforma el andar en conocimiento. Nos recuerda que la deriva es un acto de asombro y conocimiento, y que, en la vastedad de la Pampa, perderse no es desaparecer: es, quizás, la única manera de volver a ver.

REFERENCIAS

López, F. S. y Alonso P. (2025). Una fauna artificial. Buenos Aires: Ediciones Bonaerenses.

Solnit, R. (2020). Una guía sobre el arte de perderse. Buenos Aires: Fiordo.