REGISTROS, ISSN 2250-8112, Vol. 18 (2) julio-diciembre 2022: 6-25
Archivos, cultura visual y territorio
El Archivo Fotográfico de las Vacaciones. Viajes por Argentina entre 1900-1969
Archives, Visual Culture and Territory: The Holiday Photographic Archive. Travels Through Argentina between 1900-1969
Gisela Paola Kaczan
Centro de Investigaciones Proyectuales y Acciones de Diseño Industrial, CONICET, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño. Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina
Agustina González
Centro de Investigaciones Proyectuales y Acciones de Diseño Industrial, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina
Resumen
El proyecto de archivo que presentamos busca ahondar en la memoria social con el fin de construir accesibilidad en la comprensión del pasado y fortalecer su difusión pública. Esta búsqueda se concentra en recuerdos vinculados con el viaje, una práctica que transforma las experiencias personales tanto como los territorios, sus usos y significados. En este panorama es que conformamos el Archivo Fotográfico de las Vacaciones, Viajes por Argentina entre 1900-1969 [I] (AFV) un espacio digital y colaborativo con imágenes de la vida privada –personales y familiares. Entendemos que las historias íntimas, los pequeños relatos, las imágenes invisibilizadas públicamente forman parte de las representaciones de las comunidades y ganan terreno para advertir órdenes menos perceptibles por la razón, nos aproximan a otras historias de cada cultura y de cada tiempo. Buscamos recuperar y acercar las imágenes singulares de forma colectiva, con el fin de activar su sentido histórico y social, integrarlas a la experiencia cotidiana.
Palabras clave: historia cultural, archivos, fotografías
[I] Archivo Fotográfico de las vacaciones. Viajes por Argentina entre 1900-1969 [Grupo de Facebook]. Facebook. https://www.facebook.com/groups/archivodelasvacacionesargentinas
Los recuerdos fluyen en la memoria. Se detienen, nos interpelan, traslucen emociones, con un estímulo que los despierta. Y ahí están las fotografías, para evocar el pasado y sobrevivirlo una y otra vez con cada mirada.
En este camino, el proyecto de archivo que presentamos busca ahondar en la memoria social con el fin de construir accesibilidad en la comprensión del pasado y fortalecer su difusión. Esta búsqueda se concentra en recuerdos vinculados con el viaje, una práctica que transforma las experiencias personales tanto como los territorios, sus usos y significados.
El viaje tiene una extensa presencia en la historia y una amplia diversidad de funciones. En Argentina, hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, sobre todo en la atmósfera de las grandes ciudades, convergieron una serie de transformaciones de carácter urbano, higiénico-médico y cultural que repercutieron en las sociabilidades. Entre ellas se inició el gusto por el viaje de placer, que marcó nuevos caminos en la construcción de las formas del ocio (Kaczan, 2020). En este tiempo, el viaje estaba reservado a ciertos grupos privilegiados que elegían el continente europeo como destino. En torno a la Primera Guerra Mundial estas costumbres debieron modificarse, los viajes se coartaron por la amenaza y la miseria, empezaron entonces a mirarse las cartas de ruta del país. Algunos viajeros se aventuraron hacia el norte, el sur o hacia las costas atlánticas argentinas y, así, le siguieron otros, pero todavía era escaso el interés político por incentivar el turismo.
Esto tuvo un giro en los años de entre guerras, se dio lugar a la apertura de oportunidades para una movilidad social ascendente y de acceso a bienes materiales y simbólicos que desembocó en la ampliación de los sectores medios (Devoto y Madero, 1999). En este panorama, se modificaron las formas del uso del tiempo libre para el entretenimiento, con la gradual extensión de ciertos beneficios para estos sectores, lo que favoreció que las prácticas de viaje comiencen a estar al alcance de más grupos. Se inició un proceso en el que el turismo comenzó a ser objeto de políticas estatales, el viaje participó de un proceso de modernización del Estado y de la conformación/construcción de territorios e imágenes en sentido nacional (Ballent, 2005; Ospital, 2005).
Sincrónicamente con estos procesos, la cámara fotográfica fue ingresando al mundo doméstico.1 Las transformaciones en la tecnología, la cultura y el consumo propiciaron el acceso a experiencias de representación analógica amateur de nuevos grupos sociales –no solo los fotógrafos profesionales– para retratarse a sí mismos, a sus objetos y entornos marcando una producción más diversa de imágenes proveniente de la intimidad (Príamo, 1999; Torre y Pastoriza, 2002)2 Así como se retrataron reuniones familiares, celebraciones y hábitos de recreación, las excursiones y los viajes fueron dignos de ser conservados, una forma ritual de articular las disrupciones del mundo cotidiano, de lo conocido y lo habitual (Korstanje, 2008).
Para quienes investigamos sobre la historia cultural, este tipo de fotografía es una fuente irreemplazable, no solo para aprender más sobre prácticas y comportamientos, sobre las producciones materiales y sus significados sino, también, para conocernos a nosotros mismos y dar sentido a muchas de las cosas que suceden en nuestro entorno. En este panorama es que conformamos el Archivo Fotográfico de las Vacaciones, Viajes por Argentina entre 1900-19693 (AFV), un espacio digital y colaborativo con imágenes de la vida privada –personales y familiares. Entendemos que las historias íntimas, los pequeños relatos, las imágenes invisibilizadas públicamente forman parte de las representaciones de las comunidades y ganan terreno para advertir órdenes menos perceptibles por la razón, nos aproximan a otras historias. Buscamos recuperar y acercar imágenes singulares de forma colectiva, con el fin de activar su sentido histórico y social, integrarlas a la experiencia cotidiana.
1. Los archivos
La creación de este sitio se vio motivada por asumir que los archivos no son espacios físicos de almacenamiento, cúmulos de papeles con un rol de resguardo fijo y estático. Al contrario, los archivos se crean y se transforman en consonancia con las tendencias contemporáneas, los cambios teóricos y metodológicos propulsados por los giros de las ciencias sociales que estimulan los análisis transdisciplinarios y la pluralidad de fuentes (Hiernaux, Lindón, 2006).
Una de sus derivas es el llamado giro archivístico, que propone estudiar los archivos como procesos, más que como objetos, entendiendo que estos también son sitios de producción de conocimiento (Stoler, 2012). Se trata de espacios vivos que pueden construirse por las producciones informales, como los registros de historias de la vida privada que se escapan del corpus catalogado tradicionalmente en instituciones como bibliotecas, hemerotecas o archivos nacionales. El giro archivístico contribuye a la articulación de nuevas propuestas para el tratamiento de acervos documentales, dejando de lado la lógica principalmente extractiva con la cual los historiadores se aproximaban a las fuentes (Castro, 2019). Esto impulsa el descubrimiento y estudio de material de investigación ignorado, así como revaloriza su valor afectivo y patrimonial.
El AFV se encuadra dentro de estos propósitos y con el fin de garantizar una comunicación más extendida. Se proyectó como archivo virtual, esto significa que no tiene un centro o sede física como referencia, sino que es creado por-para la red y editado electrónicamente.4 Si bien existen materialmente las fotografías, aquí es donde puede aplicarse la idea de “desmaterialización” de los documentos dado que se divulgan en un sitio de reproducción digital (Sanz Caballero, 2017).
En este sentido, la apertura o creación digital de archivos ha traído profundos cambios en lo relacionado al acceso y uso de la información por parte de la sociedad. Según Marín Agudelo (2012), por un lado, cada vez más, los fondos de archivo –administrativos o históricos– están siendo digitalizados y puestos a disposición para su consulta en línea. Y por el otro, proyectos colectivos encuentran la manera de organizarse y agrupar el material reunido en diferentes plataformas, lo que supone transformaciones no solo para quienes consumen o se acercan a los materiales sino también para quienes, interesados en la circulación del conocimiento científico-tecnológico, ocupan nuevos roles de difusión y gestión, mientras difunden lo que han recuperado.
Otra de las ventajas es el tipo de intercambio que se propicia en estos espacios con la comunidad. El sitio https://www.facebook.com/groups/archivodelasvacacionesargentinas se define como un proyecto colectivo que se dinamiza gracias a los efectos de participación y creación conjunta de los usuarios en las redes sociales. La experiencia resulta enriquecedora en dos aspectos, lo personal construye lo colectivo pero a la vez se ve afectado por ello, se fomenta la participación, se incentivan reciprocidades, con una metodología que debe ser simple e intuitiva.5 Lo novedoso de este tipo de registros es la libertad de acceso al mismo que se ofrece, desde donde se puede acceder, comentar y compartir (Sanz Caballero, 2017). Sumado a esto, la temática del AFV habilita dimensiones de lo sensible, los usuarios pueden rememorar historias y empatizar con las emociones de los otros, comúnmente se evocan momentos de felicidad y placer, anécdotas y aventuras con cierta nostalgia.
En general, las lógicas de los archivos han considerado a las fotografías priorizando su valor informativo más que las prácticas relacionadas a su producción y uso. Peña Haro (2021) expresa que es imprescindible que la práctica archivística integre las prácticas que garanticen la preservación de aspectos como el contextual pero incluso también el afectivo, que significa extender valores más allá de lo informativo o histórico, desafiando a un mayor entendimiento sobre el papel de la fotografía en la sociedad. Esto prioriza, además, la percepción de significados que cada observador puede activar frente a esa imagen o conjunto de imágenes. Al reducir las escalas de observación e iluminar enfoques desde otros ángulos se pueden interpretar aspectos menos convencionales de los grupos y sus producciones a lo largo del tiempo.
Concretamente, el AFV se conforma de un corpus proveniente de universos diferentes que incluyen series completas o dispersas de fotografías familiares, álbumes –compartidos por sus dueños o adquiridos en casas de antigüedades– fotografías por donaciones del Repositorio Digital de Ciencias Humanas, UNICEN, entre otras participaciones de museos y colecciones particulares. Algunas de las imágenes están acompañadas por mapas, postales, tickets de pasajes en tren, datos sobre el alojamiento y la estadía, documentos que se vuelven de gran interés para el estudio de las diferentes fases del viaje. En relación con esto, consideramos que es importante el complemento de otros testimonios visuales, ya que una fotografía puede ser una imagen inconclusa si se presenta aislada de su contexto, de las condiciones materiales de su producción. Así, en ocasiones, las imágenes dialogan con publicaciones periódicas, guías de viaje, folletos de promoción turística, guías de parques nacionales, tarjetas postales, avisos publicitarios, afiches, viñetas de humor e ilustraciones, entre otras tantas.
2. Las fotografías de viaje
En cada viaje, los turistas siguen dejando constancia de sus rumbos a través de la visualidad. Así, los registros que se reúnen en el AFV son heterogéneos. Paisajes urbanos, naturales y humanos; estereotipos, corporalidades y rostros de viajeros; formas de movilidad y hospedaje, entre otras tantas temáticas que van de las predominantes y generales a las exclusivas y desconocidas. Entre ellas se detectan composiciones repetidas que funcionan para identificar un lugar emblemático del turismo nacional, los mismos escenarios se repiten una y otra vez, los paisajes están cargados de elementos de fuerte connotación icónica. Siguiendo a Baeza (2003, p. 164) la fotografía clásica de viajes podría ser definida como constatativa en su apariencia formal y simbolista en cuanto se acoge a unas fórmulas fijas, a unos estereotipos que quedan asociados a la ensoñación y la nostalgia y que constituyen un mecanismo de cultivar el deseo. Pero estas fórmulas no vienen solas, los medios constituyen una fuente de inspiración e imitación para la elaboración de imágenes privadas, los viajeros se nutren de las referencias visuales en la prensa, las guías, las postales y con ese repertorio construyen el registro de sus propios itinerarios, que dialoga con el de otros viajeros.
Coincidiendo con Ortiz García (2005) dentro de las fotografías de viaje encontramos estilos de imágenes tradicionales, las que reproducen las escenas más significativas de lo visitado y las fotos de life on the road, mostrando cronológicamente el recorrido del viaje, los hoteles, restaurants, días de paseos, entre otros. Pensando en las relaciones con el espacio y las producciones edilicias, a diferencia de las fotografías de arquitectura, las de viaje son constituidas como parte de un relato, de una historia anecdótica, donde la experiencia ocupa el lugar central (Lassalle Ruiz, 2015). Pero aun cuando es absolutamente casual la aparición de lo construido, consideramos que tienen la capacidad de registrar características expresivas de las obras y de las relaciones más tangibles con su entorno.6 En diferentes grados, es posible interpretar condiciones materiales de su existencia, advertir dimensiones, significar lugares y detectar características tipológica-tecnológicas a pesar de que la impresión plana carece de la percepción tridimensional del espacio arquitectónico.
Al mismo tiempo, las escenas que se retratan revelan una serie de lecturas específicas sobre los usos, apropiaciones y significados que realizan los viajeros. Los sitios representados son espacios habitados, con los cuales la vida humana, en todas sus dimensiones se interrelaciona (Maya Santacruz, 2019, p.41). Las fotografías del ocio se ocupan también de dar testimonio sobre las costumbres de habitar, las arquitecturas se articulan con la vida de quienes vacacionan en esos lugares, y por consiguiente con su memoria e identidad. Son una fuente de primera mano para reflexionar acerca de la obra en su contexto y advertir su dinámica histórica, registrar sus transformaciones de acuerdo con los ritos y comportamientos, sus continuidades, su desaparición. También recuperan la función monumental, que tiene que ver con la noción de perduración que vincula a la arquitectura con el tiempo, con la memoria del pasado como experiencia vivida y no como mero suceso histórico gastado e irrepetible, lo que ya no está permanece a través de la memoria visual de esos documentos (Gastón, 2015).
No se puede obviar que al mirar una fotografía estamos siempre frente a un proceso de estetización del espacio, aunque solo sea creando visualmente formas diferentes de apreciación del mismo (Ramón Esparza en Baeza, 2003). La fotografía del turista, es una apropiación del signo turístico. Ya sea figurativamente, al tomar la foto del monumento, del paisaje o de los sujetos que representan un todo, o más explícitamente al ubicarse a sí mismo al frente de esta escena, el viajero convierte un lugar en prueba de su experiencia y lo hace propio (Raurich Valencia, 2009). Esto implica que siempre hay una aproximación personal a la obra según los diferentes modos de mirar, de quien hizo la captura y de quienes la observan. Sin embargo, la revisión de varias imágenes sobre una misma obra constata aspectos que pueden reconocerse para identificarla y establecer criterios de análisis.
De acuerdo con las relaciones entre espacio y arquitectura, en el AFV se podrían establecer entre otros, algunos tópicos pensando en los binomios de arquitectura-movilidades, arquitectura-paisaje, arquitectura-hospedaje, arquitectura-memoria nacional.
2.1. Arquitectura y movilidades
En los inicios del siglo XX, recorrer el territorio argentino era sinónimo de experiencias difíciles e incómodas. Los ferrocarriles eran las principales formas de viaje y pocos caminos pavimentados se extendían hasta la capital de Buenos Aires, en su interior el tránsito se desarrollaba sobre huellas y sendas poco aptas. Durante la década de 1930 el avance de los medios terrestres fue sustancial en la transformación de estas prácticas. La creación de la Dirección Nacional de Vialidad y su acción intensa, consolidó la habilitación de centenares de kilómetros en la red de caminos, permitiendo la llegada del ferrocarril a numerosas zonas, la circulación de ómnibus o colectivos, de motocicletas y del automóvil personal que se extendía progresivamente en diferentes grupos sociales, ofreciendo mayor autonomía y confort.
Ligado con estos dos vehículos y especialmente con el último, se encuentran en el AFV fotografías que democratizan la cultura visual rutera. Se naturalizan las capturas de las vías de comunicación, su estado y acondicionamiento, las características del entorno a la vera de los caminos. Se visualizan elementos de la señalización, como carteles que identifican ciudades, distancias, atractivos o senderos. Estos objetos se vuelven protagonistas que certifican que haber pasado por allí merece su recuerdo, son postas que acercan destinos. De igual manera, los arcos de acceso a un paraje o edificaciones que dan la bienvenida a una localidad o a un centro recreativo, los espacios de aprovisionamiento de combustible y cuidado de los vehículos, las estaciones de ferrocarril, las terminales de ómnibus y lanchas se convierten en momentos fotografiables estableciendo relaciones cercanas con el entorno y el lugar visitado.
En numerosas imágenes queda claro el valor afectivo de los vehículos familiares o personales como medios indispensables que hacen posible la aventura. Aparecen como compañeros de ruta, son signos de la evolución en las movilidades que permiten no solo hacer conexiones de acuerdo con el momento cronológico sino, también con las formas de consumo y con los imaginarios de clase.
Figura1. Grupo de viajeros en motocicleta posando cerca del cartel que indica “Bariloche”, provincia de Río Negro, década de 1940. Fotografía de álbum familiar sin datos. Colección personal de Gisela Kaczan.
Figura 2. Familia junto a su auto cargado de valijas sobre el techo, frente al arco de bienvenida al lugar de destino en la provincia de Córdoba, año 1941. Fotografía de álbum familiar sin datos. (Colección personal de Gisela Kaczan).
Figura 3. Grupo de muchachas señalando el cartel de la ruta que indica las próximas distancias hacia Médanos, San Carlos de Bariloche y Carmen de Patagones, temporada 1969-1970. Fotografía de la colección de la familia González-Girardi. (Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=6278485268860018&set=pcb.908906736669849)
Figura 4. Estación de Ómnibus de la ciudad de Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba. La fotografía está pegada contigua a un recorte que señala las distancias en kilómetros a Villa Carlos Paz, desde diferentes localidades de Córdoba. Fotografía del álbum de Jorge E. Wiltrup y señora, de Capital Federal. En la tapa lleva el título escrito a mano y en cursiva: "Sierras de Córdoba, marzo 1970". (Recuperado de https://www.facebook.com/photo/?fbid=3125925004348429&set=gm.1035876030639585)
2.2. Arquitectura y hospedaje
Así como la llegada del ferrocarril y la extensión de vías conectaron centros alejados y permitieron a los viajeros transportarse por el país, un factor importante de asentamiento, crecimiento y consolidación de atractivos fue el diseño de espacios donde alojarse. La instalación de complejos turísticos, grandes hoteles y sus servicios, según González Bracco y Perez Leloutre (2020) constituyeron formas de construir nuevas centralidades en diversos territorios con sentido estético y con una gran impronta nacionalista.7
Las primeras experiencias se iniciaron en el siglo XIX con el termalismo, los balnearios de río y posteriormente con los balnearios de mar, allí se desarrolló la hotelería en marcos naturales imponentes y con multiplicidad de espacios para las actividades de ocio (Bruno, 2012). Estas construcciones respondieron a diversos periodos y tuvieron atributos ligados a leyes y al devenir político, en este sentido, los alojamientos fueron de inversiones privadas, formaron parte de complejos vacacionales o sociales, o estuvieron afiliados a sindicatos y gremios.8
Según el registro actual del AFV, si bien hay escenas que dan cuenta de las especificidades de los sectores interiores o privados para el descanso y el juego, predominan las áreas más públicas: los viajeros posan frente a las fachadas y en las escalinatas, recorren los miradores, las galerías y balcones que acentúan la relación con el entorno silvestre, ponen en evidencia escenarios donde ver y ser vistos. Reflejan una cultura de apropiación donde los edificios son parte del acceso a ciertos bienes materiales y simbólicos, fotografiarse en ese marco era una garantía de distinción y pertenencia de acuerdo con la categoría del sitio, que sería compartido al regreso.
Figura 5. Pareja frente al Hotel de Potrerillos, provincia de Mendoza, circa 1949. Fotografía del álbum familiar de Pocha y Tuco. (Colección Gisela Kaczan. Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=2831173683823564&set=gm.776700429890481)
Figura 6. Ana sobre un sillón hamaca en el interior del Hotel Edén, La Falda, provincia de Córdoba, 1957. Fotografía del álbum familiar Sisti-Decroce. (Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=3019841504956780&set=pcb.940882203472302)
Figura 7. Josefina Oliver con amigos de visita en Mar del Plata, en las proximidades del comedor del Bristol Hotel, 1903, Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Fotografía de la colección Josefina Oliver. (Cortesía de Patricia Viaña. Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=10225066791594421&set=pcb.919557075604815).
Figura 8. Turista en el exterior del Hotel Correntoso, Nahuel Huapí, Bariloche, provincia de Río Negro, enero de 1951. Fotografía de álbum familiar sin datos. (Colección del AFV).
2.3. Arquitectura y memoria nacional
Otras imágenes retratan lugares significativos del patrimonio local, ya sea por lo construido como por sus vestigios y ruinas. Cuerpos y espacios se interconectan con los monumentos nacionales, con lugares pintorescos, centros cívicos de un poblado, sitios valorizados a partir de la experiencia, que pasan a convertirse en una atracción. A su alrededor se establecen rituales turísticos, algunos son marcados y sacralizados por el aparataje institucional de promoción, otros, como ciertas vistas paisajísticas, no necesitan ser marcadas, tienen valor en sí mismas, son experiencias nuevas como fruto de la modernidad (Mac Cannell, 2003).
Estas fotos arquetípicas que identifican parte de la esencia del lugar son una especie de trofeo, de conquista, porque viajar por territorio argentino y visitar destinos tradicionales históricamente no sólo alimentaba el espíritu personal de haber llegado hasta ahí, ese hecho tenía un valor particular, reforzaba la identidad nacional, el imaginario de “hacer patria” conociendo el país, que tanto pregonaba la prensa gráfica de interés general y de corte turístico.
Para algunos, el deseo de estar presente implicaba compartir la emoción de reconocerse como parte de una nación que respetaban y valoraban. Muchas veces, ese impulso estaba alimentado por generaciones pasadas, por un legado familiar de quién no concretó su viaje. Inferimos que en la producción de estas imágenes la sensibilidad establece lazos con la memoria social ligada al orgullo de ser argentino.
Figura 9. Señores Fuks, Sisti, Esquivel y su esposa de apellido Kiernisky en las Ruinas de San Ignacio, provincia de Misiones, 1951. Fotografía del álbum familiar Sisti-Decroce. (Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=3032244817049782&set=gm.952399282320594).
Figura 10. Ana posando frente al Monumento a la Bandera, Rosario, provincia de Santa Fé, 1957. Fotografía del álbum familia Sisti-Decroce. (Recuperada de https://www.facebook.com/photo?fbid=3144203675853895&set=gm.1052739145619940)
Figura11. Paseo familiar por el centro cívico de Bariloche, provincia de Río Negro, 1960. Fotografía de la colección familiar de Liliana Kalliani. (Recuperada de https://www.facebook.com/Archivo-Fotogr%C3%A1fico-de-las-Vacaciones-Viajes-por-Argentina-entre-1900-1969 103230165610433/photos/pcb.1077880139772507/156368656963250).
Figura 12. Grupo de mujeres y niño junto al monumento a Martín Rodríguez, en la cima del Parque Independencia, Tandil, provincia de Buenos Aires, circa. 1940. Fotografías de donaciones particulares, Repositorio Digital de Ciencias Humanas, UNICEN. (Cortesía de Luciano Di Salvo. N° de inventario 003616. Recuperada de: https://www.facebook.com/Centro-de-Documentaci%C3%B3n-de-Geograf%C3%ADa-Historia-y-Ciencias-Sociales-181517792036589/photos/a.1622577231263964/1622563597931994).
2.4. Arquitectura y paisaje
Sumado a las intervenciones arquitectónicas mencionadas, las fotografías certifican la existencia de otras obras que intermediaron el contacto con el paisaje. Las formas de estilización de la naturaleza (Silvestri 1999) se desarrollaron en un territorio de vasta extensión, inspiradas por las topografías y de acuerdo con las particularidades de cada región con llanuras, montañas, valles, sierras, playas, bosques, ríos y lagos, en diferentes etapas y con inversiones desiguales de carácter privado y desde organismos de gobierno. Con estas obras, se legitimó el papel del Estado en la promoción y fomento de programas para atender la salud, la higiene y la integración social y, así, favorecer actitudes más higiénicas para todos aquellos que quisieran gozar de los beneficios de la naturaleza asociadas al disfrute vacacional. Se trató de una concepción pública y abierta de la arquitectura del descanso (Cortés, 2010).
En el AFV se reúnen fotografías que muestran desde acondicionamientos más o menos efímeros por temporadas, hasta complejos de carácter monumental que se consolidan como íconos del imaginario nacional. Verifican el cambio en las condiciones materiales y técnicas, el diseño de objetos para el equipamiento, las medidas de cuidado y seguridad. También las relaciones entre las sociabilidades y el hedonismo, las conexiones o distancias entre las corporalidades y el entorno, acercan comportamientos no convencionales, menos conocidos o no planeados, inspirados por lo espontáneo y la informalidad de los usuarios. Ganan en protagonismo fotografías de la costa marítima al sudeste de la provincia de Buenos Aires, como Mar del Plata, los panoramas serranos y de montaña andina, como Tandil, Córdoba y Mendoza, las vistas en los parques nacionales en la Patagonia o en el área de Cataratas del Iguazú, y algunas miradas hacia las regiones del norte argentino.
Figura 13. “Estábamos solos”. Cataratas del Iguazú, provincia de Misiones, 1951. Fotografía del álbum familiar Sisti-Decroce.
Figura 14. Vevita, Feliza, Delfina y Mariane sobre la arena en una playa de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, 1905. Fotografía de la colección Josefina Oliver. (Cortesía de Patricia Viaña. Recuperada de https://www.facebook.com/photo/?fbid=10225066792074433&set=pcb.919557075604815).
Figura 15. Fotografía en aerosilla de Carlos Paz, provincia de Córdoba. El cartel indica 14 de marzo de 1971. Fotografía del álbum de Jorge E. Wiltrup y señora. (Colección personal de Gisela Kaczan).
Figura 16. Turistas caminando por la rambla marplatense, Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, 1953. Fotografía realizada por Máximo Lucero, del álbum familiar Aramburu-Lucero.
3. Algunas reflexiones
En el itinerario practicado líneas arriba desandamos algunas de las competencias del AFV sobre temáticas asociadas al viaje y las vacaciones argentinas.
Los binomios propuestos entre espacio, arquitectura y ocio son solo una de las formas posibles para presentar parte del material fotográfico existente hasta el momento. Queda aún mucho camino para diseñar estrategias en el armado de series, conjuntos por líneas temáticas o cronológicas. Seguramente cada usuario que se asome hará su propio estudio en retrospectiva o simplemente ingresará para curiosear de acuerdo con sus inquietudes.
Debemos mencionar que reunir este tipo de objeto documental implica algunas dificultades metodológicas por su carácter disperso, fragmentario, por su discontinuidad. La propia naturaleza de este tipo de fotografía ha sido concebida para circular en la vida privada y frecuentemente desestimada como objeto que debe preservarse como fuente para el patrimonio o la investigación científica. Cuanto más fugaz es un material, más frecuente es que sea desechado o encontrarlo en colecciones particulares anónimas. La falta de datos del grupo social de procedencia, de su contexto de producción, de circulación, de sus significados, son motivos que siembran dudas y generan, en ocasiones, más preguntas que certezas. Sin embargo, los estudios que estamos desarrollando nos advierten que este tipo de producción resulta ser un aporte valioso y versátil para diferentes áreas del conocimiento, abre oportunidades para establecer nuevas transversalidades disciplinares y para recuperar la potencia de la cultura material íntima por sobre la más pública y legitimada tradicionalmente.
La creación del archivo surgió en un momento particular de la historia contemporánea, en el cual las movilidades estuvieron restringidas por una emergencia sanitaria mundial. Por lo tanto, también resultó una forma de recuperar experiencias de bienestar y satisfacción que provocaban extrañamiento. Es así que esta forma de construcción abierta y colaborativa nos está permitiendo enriquecer un espacio donde combinar prácticas de gestión, conservación y comunicación de la información, así como también activar la dimensión emocional y provocar la empatía de la comunidad que participa.
Notas
1En manos de Kodak, la representación visual pasó de ser un privilegio de elite a una práctica más accesible a grupos plurales. Bajo su slogan “You press the button, we do the rest” e inmersos en un contexto de aceleración y consumismo, los usuarios descubrieron la posibilidad de la autorrepresentación. Así, primero en Estados Unidos y luego en otras partes del mundo, expandieron la tecnología a un público en gran escala. Para ampliar esta temática pueden leerse los trabajos de A. Lapenda (2020) y A. Torricella (2021).
2 La división entre roles profesional y amateur marca lo que C. Ortiz García (2005) menciona como la presencia de una visión externa hecha desde la otredad, reconocida como la técnica del profesional, y una visión interna, doméstica en correlato a una mirada de fotógrafo local y del aficionado. De este modo, si en los inicios las fotografías eran tomadas por un tercero y tenían un acceso más restringido por su costo, los temas, los escenarios y el lenguaje corporal, respondía a modelos más normalizados, con la irrupción de la cámara fotográfica en las prácticas familiares.
3 Este espacio fue creado y es coordinado por Gisela Kaczan y Agustina González en noviembre de 2020. Se encuentra en https://www.facebook.com/groups/archivodelasvacacionesargentinas y sus réplicas en Instagram como Archivo de las vacaciones.
4 De acuerdo con Sanz Caballero (2017) a través de Cerdá (2002) existen tres estrategias para pensar los archivos de este tipo: “archivo electrónico”, “archivo virtual” o “archivo digital”.
5 Para ampliar sobre esta temática puede consultarse Bocanegra Barbecho, Toscano y Delgado, 2017.
6 Pensando en la relación con el conocimiento de la cultura material, de las producciones de la arquitectura, “lo que distingue la fotografía de otras imágenes no es la ausencia de códigos ni la iconicidad de la imagen, sino su indexicalidad. Es decir, no solo se asemejan a lo que retratan, sino que son huellas del referente y, por tanto, indicios de su existencia (Sonesonn, 1989). Como señala Sontag (2006), “una fotografía pasa por prueba incontrovertible de que sucedió algo determinado. La imagen quizás distorsiona, pero siempre queda la suposición de que existe, o existió algo semejante a lo que está en la imagen” (Sontag, 2006, p. 19). Para ampliar véase Raurich Valencia, 2009.
7 Los autores sostienen que frente a la avanzada inmigratoria de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, del turismo se convierte en una herramienta más para fortalecer el sentido identitario nacional. En este sentido el desarrollo del ferrocarril fue un factor destacado, al igual que la construcción y planificación de grandes hoteles, proyectos que en su gran mayoría fueron encarados por pioneers, es decir empresarios patriotas que apostaban a futuro.
8 En palabras de Bruno (2012) si la hotelería de lujo alcanza su máximo esplendor en las primeras décadas del siglo XX, luego de la ampliación y apertura turística de grandes centros nuevas propuestas de alojamiento son demandadas. “En este marco, y con la doble función de estimular el turismo en regiones postergadas, a la vez que posibilitar el acceso a grupos cada vez más amplios de población, el Estado comienza la construcción de los denominados hoteles de turismo” (p.55).
Referencias
Archivo Fotográfico de las vacaciones. Viajes por Argentina entre 1900-1969 [Grupo de Facebook]. Facebook. https://www.facebook.com/groups/archivodelasvacacionesargentinas
Baeza P. (2003). Por una función crítica de la fotografía de prensa. GG.
Ballent, A. (2005). Kilómetro Cero: la construcción del universo simbólico del camino en la Argentina de los años treinta. Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana, (27), 107-136.
Bocanegra Barbecho, L.; Toscano, M. y Delgado Anés, L. (2017). Co-creación, participación y redes sociales para hacer historia. Ciencia con y para la sociedad. Historia y comunicación social, 22(2), 325-346. http://dx.doi.org/10.5209/HICS.57847
Bruno, P. (2012) Los hoteles de turismo (1930-1955): piezas claves del territorio turístico de la Argentina. Registros (9), 54-80. https://revistasfaud.mdp.edu.ar/registros/article/view/84
Cabrera, M. y Guarín, O. (2012). Presentación. Imagen y ciencias sociales: trayectorias de una relación. Memoria y Sociedad, 16(33), 7-22. https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/8312
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Gisela Paola Kaczan
Diseñadora Industrial, Doctora en Historia, Investigadora Adjunta CONICET, Docente e Investigadora. Grupo de Investigación Estudios en Diseño. Género, Historia y Visualidades. Centro de Investigaciones Proyectuales y Acciones de Diseño Industrial, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata. Funes 3301, Mar del Plata, Argentina.
https://orcid.org/0000-0003-1511-4724
Agustina González
Diseñadora Industrial, Maestranda en Estudios Culturales (Universidad Nacional de Rosario). Investigadora, integrante del proyecto “Estudios sobre prácticas del diseño en espacios y cuerpos. Enfoques desde la Historia urbana, los Estudios de género y los afectos. Argentina, siglo XX-actualidad”. Grupo de Investigación Estudios en Diseño. Género, Historia y Visualidades. Centro de Investigaciones Proyectuales y Acciones de Diseño Industrial. Docente adscripta en Historia de la Arquitectura II, Pensamiento Contemporáneo I. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata. Funes 3301, Mar del Plata, Argentina.
https://orcid.org/ 0000-0002-4715-0765
Registros. Revista de Investigación Histórica. ISSN 2250-8112
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Universidad Nacional de Mar del Plata - Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
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