REGISTROS, ISSN 2250-8112, Vol. 19 (2) julio-diciembre 2023: 57-72

 

Urbanistas y habitantes: la nueva urbanización Achupallas del Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso

Urban Planners and Inhabitants: the new Achupallas Housing Development of the UCV Institute of Architecture

 

Ursula Exss Cid

Anna Braghini

Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile

 

Resumen

El trabajo analiza el “Estudio urbanístico para una nueva población obrera en Achupallas” desarrollado por el Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso (IA-UCV) en 1953, indagando en sus aportes a las discusiones sobre el proyecto urbano moderno en Chile. A partir de una revisión de documentos originales del proyecto, apoyado por el dibujo analítico de la propuesta, se presentan aquí los principales conceptos de índole urbano que se articularon en la propuesta desarrollada, interpretados desde las categorías analíticas de espacio y proyecto urbano. Los resultados evidenciaron una importante relación entre los métodos de estudio (la observación y diagnóstico de la ciudad preexistente) y una propuesta arquitectónico-urbana basada en un sistema infraestructural, que se sostiene en los conceptos de orden de la ciudad, arquitectura libre, crecimiento biológico y urbanización mínima.

En términos teóricos, el proyecto del IA-UCV demuestra innegables aportes al discurso sobre el urbanismo moderno: la desconfianza en la planificación apoyada en modelos urbanos preconcebidos y cerrados; la consideración de la autoconstrucción como estrategia urbana; la conciencia de la interdisciplinariedad de proyecto y los cuestionamientos sobre los roles de los arquitectos y los técnicos y, por último, la valorización del patrimonio existente frente a las nuevas construcciones.

Palabras clave: espacio, proyecto urbano, Instituto de Arquitectura Universidad Católica de Valparaíso

 

Abstract

This paper analyzes the Estudio urbanístico para una nueva población obrera en Achupallas developed by the Institute of Architecture of the Catholic University of Valparaíso (IA-UCV) in 1953, inquiring into its contributions to the discussions on the modern urban project in Chile. Based on a review of original project documents, supported by the analytical drawing of the proposal, we present here the main urban concepts that were articulated in the proposal developed, interpreted from the analytical categories of space and urban project. The results revealed an significant relation between the study methods (observation and diagnosis of the preexisting city) and an architectural-urban proposal based on an infrastructural system, which is supported by the concepts of city order, free architecture, biological growth and minimal urbanization.

In theoretical terms, the IA-UCV project demonstrates undeniable contributions to the discourse on modern urbanism: the distrust of planning based on preconceived and closed urban models; the consideration of self-construction as an urban strategy; the awareness of the interdisciplinary nature of the project and the questioning of the roles of architects and technicians; and finally, the valorization of the existing heritage in front of new constructions.

Keywords: space, urban project, Instituto de Arquitectura Universidad Católica de Valparaíso


Introducción

Frecuentemente, al recorrer las periferias urbanas de nuestras ciudades latinoamericanas actuales, observamos una fuerte homogeneidad residencial, donde la escasa legibilidad e identidad demuestran la falta de atención al proyecto urbano y su importancia en la prefiguración del espacio. A pesar de esta constatación, en el origen de algunos de estos poblamientos periféricos particularmente en Chile, se esbozaron proyectos que pretendían justamente lo contrario: ver en el crecimiento urbano no sólo la extensión infinita y desperfilada de las ciudades ya existentes, sino el origen de nuevas ciudades dotadas de forma urbana y arquitectónica.

Este artículo toma como caso el “Estudio urbanístico para una nueva población obrera en Achupallas”, propuesto por el Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso (IA-UCV) en el año 1953, en respuesta al proyecto para la urbanización de un gran paño en las proximidades de Viña del Mar, en Chile. La propuesta nació a raíz de la colaboración que el IA-UCV ofreció a la oficina de los arquitectos Sergio Larrain y Emilio Duhart, en Santiago de Chile, a la cual el sindicato Obrero de la Compañía Refinadora del Azúcar de Viña del Mar (CRAV) había encargado el proyecto en 1953.

El análisis del contenido teórico y práctico de la propuesta del IA-UCV nos ha permitido avanzar en el conocimiento de las ideas acerca de la arquitectura y el urbanismo que sus miembros habían desarrollado a partir de su fundación en 1952. En los planteamientos del instituto, el concepto de espacio era un término fundamental para repensar la arquitectura moderna y, la práctica de la observación, era el instrumento necesario para captar las dimensiones espaciales de la ciudad. A partir de lo expuesto se plantea la pregunta que orienta la investigación.

Se indaga en el pensamiento y las formulaciones del IA-UCV frente a las discusiones arquitectónico-urbanas de su tiempo, preguntándose ¿cuáles fueron los aportes conceptuales y metodológicos al proyecto urbano moderno presentes en el proyecto de Achupallas del IA-UCV? La hipótesis que guía el trabajo es que, el proyecto de Achupallas permitió al IA-UCV reflexionar y expresar su crítica sobre el urbanismo moderno y su rechazo hacia la pura aplicación de modelos urbanos preconcebidos. A pesar de servirse de principios de organización espacial aún vinculados a la tradición moderna (que conlleva un imaginario formal del modelo de ciudad-jardín, como circulación y unidades vecinales), la estrategia de proyecto urbano que se puso en práctica a partir de la observación de la realidad concreta como instrumento de diagnóstico, dio otros significados y puso en valor otros factores, como la participación del futuro habitante y la idea de un proyecto concebido como una obra abierta.

El artículo contextualiza el plan dentro de la actividad académica y profesional del IA-UCV en los años de su fundación y destaca los conceptos por medio de los cuales fundamentó su discurso sobre el desarrollo urbano de la ciudad de Viña del Mar.

 

Marco teórico: desde la conceptualización de espacio al proyecto urbano moderno

Como argumenta Adrian Forty (2005), la adopción del término espacio en el vocabulario arquitectónico está íntimamente relacionada con el desarrollo del modernismo. El problema de los arquitectos en las primeras décadas del siglo pasado era identificar y legitimar lo moderno y establecer una forma de hablar de ello, y en este sentido, el espacio sirvió a su propósito. Al abordar el concepto de espacio, es erróneo suponer que se trata de un espacio absoluto e inmutable, sino que es importante considerar los efectos producidos en el significado del término, del tiempo y el factor de su traducción, interpretada como una manifestación de la transitoriedad del sentido.

Es cierto que, a partir de la década del cuarenta del siglo XX, en la historiografía de la arquitectura moderna numerosos autores destacaron la relevancia del espacio como parámetro detonante de la arquitectura. Basta pensar en autores como Sigfried Giedion (1941), quien elaboró una teoría según la cual la evolución histórica de la disciplina iba de la mano con la del concepto de espacio. Según Nikolaus Pevsner (1942), la historia de la arquitectura era la historia de la expresión espacial, por lo que la arquitectura no era el producto de los materiales y las funciones –como pretendían las corrientes positivistas–, ni de las condiciones sociales, sino del espíritu cambiante de las épocas; por lo que afirmaba que lo que distingue a la arquitectura de la pintura y la escultura era su espacialidad característica, y, en consecuencia, puede decirse que la historia de la arquitectura es ante todo la historia del hombre que da forma al espacio. Zevi determinó la relevancia del espacio como parámetro detonante de la arquitectura, y lo designó categoría interpretativa de la disciplina. En el texto Saper vedere l’architettura (1948), Zevi se refirió al espacio en el sentido fenomenológico, según el cual, el contenido del espacio no tiene carácter filosófico, sino físico y coincide con la vida de los seres humanos, cuyas acciones se desarrollan en los espacios y constituyen el contenido propio de la arquitectura.

Desde su fundación en 1952, el IA-UCV encontró en la noción de espacio y en la práctica de la observación, dos principios sobre los cuales fundamentar su propia visión de la arquitectura y definir un lenguaje para transmitirlo (Braghini, 2023). El espacio resultó ser un concepto adaptable a múltiples dimensiones, una especie de Santo Grial cuyo descubrimiento habría aportado a conocer la esencia de la arquitectura. A partir de esa evidencia el objetivo del artículo es analizar y entender a qué se refiere el IA-UCV cuando habla de espacio urbano y cómo adapta herramientas pedagógicas, como la observación, en relación a un proyecto profesional.

Para situar debidamente la categoría de proyecto urbano resultan fundamentales los trabajos de Panerai, Castex y Depaule (1997), y sus preguntas orientadas a la caracterización y comprensión de la forma urbana, atendiendo a los medios específicos con los cuales los arquitectos han aportado a la evolución de la ciudad; por cierto, mucho menos revisados que las causas históricas de la crisis urbana. Su enfoque busca evidenciar la interdependencia de las escalas, hoy disociadas, producto de los diversos aparatos conceptuales y las técnicas empleadas por los expertos que operan en la ciudad (Mangin y Panerai, 1999). La noción de proyecto urbano se erige como un puente entre la arquitectura y el urbanismo. En el contexto chileno, esta categoría demostró ser una herramienta clave para afrontar los retos del crecimiento y la reconstrucción de las ciudades chilenas, considerando a la arquitectura como parte fundamental de la forma urbana (Torrent, 2023).

 

Metodología

Desde el punto de vista metodológico, para cumplir con los objetivos se recopiló material documental de fuentes primarias y secundarias que permitieron, en primer lugar, contextualizar el panorama social y económico en los orígenes del poblamiento del Fundo de Achupallas; y posteriormente analizar las particularidades de la propuesta urbanística del IA-UCV, identificando sus aportes al proyecto urbano moderno en Chile. Las fuentes consultadas constan de artículos de prensa local de Valparaíso en los diarios de La Unión y la Estrella de Valparaíso (1953); publicaciones facsimilares del proyecto Achupallas, así como también de las láminas originales del estudio urbanístico del Instituto, correspondencias y bitácoras de arquitectos que formaron parte del IA-UCV; localizados en el Archivo Histórico José Vial Armstrong de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. También se consultaron planos de arquitectura originales del Proyecto de urbanización Achupallas realizado por la oficina santiaguina de los arquitectos Sergio Larraín y Emilio Duhart, provenientes del Archivo Patrimonial Sergio Larraín García Moreno de la Facultad de Arquitectura Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

La revisión de las láminas y del folleto que presentan la propuesta del IA-UCV a la oficina Larrain- Duhart informan del rol activo que la práctica del dibujo tuvo en el proceso creativo. Respecto a eso es importante citar a Evans (2005, p. 14), que considera el dibujo un dispositivo para el pensamiento y la imaginación, cuando afirma que “el dibujo para el arquitecto es paso obligado para entender su trabajo y su obra”, no con el fin de explicar el procedimiento constructivo, sino para develar el modo de pensar la arquitectura. Considerando el re-dibujo como un instrumento real de comprensión y, por lo tanto, un medio crítico con el que se pueden someter a análisis las obras arquitectónicas (Docci, Chiavoni, 2017) redibujar la propuesta urbanística del IA-UCV ha permitido sistematizar en un plano completo todos los aspectos tratados en las láminas y por primera vez presentar simultáneamente los aspectos que definen el partido urbanístico en su totalidad.

 

El IA-UCV y el proyecto de Achupallas

En 1951, la Compañía de Jesús se hizo cargo de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV) y fue nombrado rector el sacerdote Jorge González Förster, con quien comenzó el “período jesuita” de la Institución, que puso en marcha la reorganización interna con la redacción de nuevos estatutos generales. Cada facultad tuvo su propio estatuto y cada escuela su propio reglamento, destinado a regir los aspectos de docencia y relaciones de los estudiantes con la universidad. Esto favoreció que las facultades y escuelas empezarán una etapa de innovación y progreso económico (Urbina, 2004).

A finales del mismo año, el Rector propuso al arquitecto santiaguino Alberto Cruz Covarrubias formar parte del equipo de docentes de la Escuela de Arquitectura de la UCV. Cruz, que hasta la fecha había sido profesor en la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), aceptó bajo la condición de poder estar acompañado por un colectivo heterogéneo, compuesto por arquitectos, artistas y un poeta. El grupo había empezado a reunirse en 1949, a raíz de la reforma de los planes de estudios de la Facultad. Todos ellos venían de consumar experiencias dispares, sin embargo, estaban unidos por el interés común hacia los debates acerca de la modernidad que se estaban dando a nivel nacional e internacional, en distintos colectivos de vanguardias artísticas y arquitectónicas.

En este contexto, en 1952 se fundó el Instituto de Arquitectura (IA), que dependía de la Rectoría de la UCV. El colectivo encontró en este formato la oportunidad de formalizar su comunidad de trabajo, dedicándose a tres actividades principales: enseñanza, investigación y proyectos. A partir de entonces, el IA asumió́ progresivamente la orientación de la docencia de la Escuela, que a la fecha estaba bajo la dirección del arquitecto Carlos Bresciani. Desde el principio, sus miembros propusieron ajustes y cambios en la malla curricular, realizando paulatinamente una transformación del sistema de enseñanza que culminó en 1967.

La creación del IA-UCV inscribió la naciente experiencia de la Escuela de Arquitectura dentro de una corriente universitaria que comenzaba a dar importancia a la investigación, proceso del cual, se encontraban alejadas las escuelas de arquitectura hasta el momento. En este sentido, la propuesta del IA-UCV era fecunda, pues abordaba la tarea de investigación vinculada al proyecto de arquitectura (Pérez, 2007; Torrent, 2010). Desde el principio, la investigación se consideró la base adecuada para la enseñanza universitaria y se hizo explícita la intención de refundar la educación arquitectónica en el pensamiento y el arte modernos. Los miembros del IA-UCV consideraban la arquitectura, no como un conjunto de principios absolutos aplicados a problemas concretos, sino como un campo de investigación que podía producir nuevos conocimientos.

 

Los anhelos de una ciudad obrera en Achupallas

La ciudad de Viña del Mar, desde sus inicios, combinó los suburbios residenciales con el arrabal industrial del puerto de Valparaíso (Urbina, 2003a). Las residencias suburbanas y, al mismo tiempo, los asentamientos de familias que buscaron sustento en el creciente desarrollo industrial de la ciudad, caracterizan la imagen de su historia urbana local. Entre las varias industrias instaladas en la zona, la Compañía Refinadora de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) es considerada emblemática –además de la primera instalada en la zona en 1870, incluso previo a la fundación de la ciudad en 1874 (Urbina, 2003b). La contribución de esta industria a la modernización urbana ha sido ampliamente reconocida por la construcción de equipamientos como escuela, estadio y notablemente de vivienda; además de la pavimentación de calles, la instalación de alumbrado público, entre otros significativos aportes (Duarte, 2008). Pero no tan sólo en Viña del Mar, sino también en la ciudad de Penco, en que posteriormente se instaló la CRAV, luego de un importante crecimiento de su producción. Allí la industria se involucró activamente en la edificación de poblaciones obreras, descritas por investigaciones recientes con una perspectiva de valoración del patrimonio arquitectónico moderno de Chile (Valenzuela, 2016; Cerda y Puentes, 2019), con una atención que la arquitectura viñamarina aún no ha recibido.


Diagrama, Dibujo de ingeniería

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Figura 1. Pizarrones de la exposición de los 20 años de la Escuela de Arquitectura UCV que exponen el proyecto de Achupallas. Escuela de Arquitectura UCV (1972). [Pizarrones 16 y 17] [Negativos fotográficos]. Exposición de los 20 años Escuela de Arquitectura UCV. Escuela de Arquitectura UCV

 


Los estudios sobre el proyecto para la población obrera en Achupallas son limitados. Aportan a este vacío del conocimiento, algunas investigaciones con enfoque etnográfico que, con la recuperación de relatos y memorias familiares, han dado algunas luces sobre los orígenes del poblamiento en Achupallas (Toledo, 2017). Otro trabajo de interés en esta línea, es el estudio de Vilches (2021) que analiza, luego de que se descartara la realización de un proyecto urbano unitario en Achupallas, su posterior desarrollo por fragmentos.

Centrándonos en la arquitectura, Contreras (2016) analiza de manera general el contexto y las propuestas urbanas para dos poblaciones obreras viñamarinas, Villa Dulce y Achupallas. Con respecto a esta última, su pesquisa entrega una descripción de los planteamientos arquitectónicos de la propuesta de los arquitectos Larraín y Duhart (L-D), como también de la contrapropuesta desarrollada por el IA-UCV. De la primera, el autor afirma su sintonía con las ideas modernas de unidad habitacional y de la segunda destaca su carácter poético. Es indudable que esta investigación avanzó en una reconstrucción hasta el momento inexistente de las circunstancias que originaron el proyecto de Achupallas, con apoyo de fuentes primarias y secundarias que, sin embargo, no tuvo por objetivo detenerse en una interpretación de los aportes arquitectónicos y urbanísticos de la propuesta en cuestión.

Por otro lado, lo poco investigado que ha sido el proyecto Achupallas del IA-UCV resulta sorprendente, si se considera su impacto como texto fundamental de estudio en los currículos de la Escuela de Arquitectura y Diseño UCV en los años posteriores (Escuela de Arquitectura UCV, 1953; 1972) y hasta el día de hoy (Purcell, 2013). Además de la importancia que en el medio arquitectónico nacional se ha reconocido al documento, como constructo teórico y artístico. Según explica Fernando Pérez Oyarzún (2007), el carácter aparentemente en borrador del discurso escondía una articulación extremadamente cuidadosa de una serie de proposiciones que describen el contenido fundamental y el esquema lógico del proyecto, a través de reflexiones sobre las componentes indispensables para la planificación urbana. Por su parte, el arquitecto Juan Purcell (2013) sitúa a Achupallas al inicio de un largo compendio de proyectos y estudios académicos de la UCV con enfoque urbano, realizados por el Instituto primero y posteriormente por la Escuela de Arquitectura y Diseño (Figura 1). Purcell señala que Achupallas contiene una “visión de Valparaíso” que desencadenó una búsqueda en la cual dicha Escuela ha persistido hasta la actualidad (Comunicación personal de fecha 26-07-2023).

Entre los trabajos recientes, Braghini (2023) analiza el proyecto Achupallas, destacando el enfoque inductivo de la propuesta, donde el planteamiento para la futura expansión urbana se iniciaba con la intervención específica a partir de un diagnóstico de las carencias infraestructurales presentes en la realidad de Valparaíso. La autora destaca el intento heroico por parte de un grupo de jóvenes estudiantes y arquitectos, que tenía como misión expresar una forma inédita de concebir el urbanismo moderno.


 

Foto en blanco y negro de una ciudad

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Figura 2. Vista de la ciudad de Viña del Mar y las dos riberas del estero del mismo nombre. Al fondo, las lomas despobladas en que se emplazaba el Fundo de Achupallas. Chile – Viña del Mar (Sin autor atribuido, fecha 1950-1960). Biblioteca Nacional Digital.

Mapa

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Figura 3. El terreno del Fundo Achupallas en relación a Viña del Mar. IA-UCV (1953). 1.- Ubicación [Plano]. Achupallas. Archivo Histórico José Vial Armstrong.


El poblamiento de Achupallas se originó con la compra del Fundo del mismo nombre por parte de la CRAV y sus sindicatos obreros (Contreras, 2016). La ciudad de Viña del Mar ocupaba entonces los suelos planos a ambos lados del Estero de Viña del Mar, que desembocaba en un sector de playas (Figura 2). Hacia la década del cuarenta del pasado siglo, el sector norte del Estero, junto a las playas, estaba ocupado en gran parte por industrias y por habitaciones de sectores populares que se desempeñaban en torno a la actividad fabril, caracterizándose por su identidad obrera (Vildósola, 1995). La CRAV ya había construido poblaciones dentro la ciudad, pero la compra de Achupallas apuntaba a un proyecto más ambicioso en respuesta a la saturación habitacional de la zona plana y a la fuerte presión por nuevas viviendas para las familias obreras.

El fundo de Achupallas se encontraba próximo a los límites de la zona poblada, pero separado de ella por las fuertes pendientes de los cerros que rodean la planicie litoral. El predio de 914 hectáreas estaba compuesto por mesetas (sectores planos en altura) y por quebradas en las cuales la vegetación era más abundante y la urbanización se dificultaba por las fuertes pendientes de los suelos (Figura 3).

Los arquitectos Sergio Larraín y Emilio Duhart recibieron el importante encargo para elaborar la propuesta arquitectónica y urbana. En ese entonces la oficina era conocida en el medio nacional y contaba con amplia experiencia para asumir un encargo de esta relevancia, por ejemplo, respaldada en el diseño de la Villa Presidente Ríos, una población obrera para la Compañía de Acero del Pacifico (CAP) desarrollada entre 1949 y 1951 en las proximidades de Concepción y Talcahuano (Montealegre, 1994) (Figura 4). Esta experiencia avalaba la confianza depositada en la oficina para el diseño de la población en Achupallas.

En febrero de 1953 se realizó una presentación pública del proyecto de urbanización del conjunto, en el Gimnasio de la CRAV, que contó con la presencia de socios de la Confederación de Sindicatos Obreros de Viña del Mar y una audiencia superior a mil personas. Achupallas se presentaba entonces como una ciudad nueva y moderna, con unidades habitacionales semiautónomas y un centro cívico, bajo el esquema que la firma ya había puesto a prueba en su población obrera para la CAP (Esparza, 2015) (Figura 5). En la exposición se anunciaba que, en el mes de julio del mismo año, se iniciaría el loteo de los sitios de 500 metros cuadrados, para cada uno de los 10.000 socios propietarios del Fundo. La prensa local expresaba entonces que dicho proyecto contaría con el apoyo del Instituto Cooperativo Interamericano de Obras de Salubridad, apoyado en la participación de un representante de esta entidad internacional en la presentación pública (Figura 6).

Para el análisis, el proyecto de L-D se sitúa como un punto de referencia relevante mas no el foco, pues requeriría de una profundización mayor en relación a los incidentes y circunstancias de la propuesta. Las descripciones que se entregan en la prensa, dan a entender que el proyecto del equipo santiaguino ya contaba con un nivel de desarrollo importante, como también las planimetrías dan cuenta de una propuesta definida y clara, con un importante grado de avance. Cabe aquí preguntarse ¿qué motivos impulsaron al desarrollo de una contrapropuesta por parte del IA?


Foto en blanco y negro de una caja de pizza

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Figura 4. Vista general de la Villa Presidente Juan Antonio Ríos de Arquitectos Sergio Larraín y Emilio Duhart, 1949-1951 (maqueta). Archivo de Originales del Centro de Documentación Sergio Larraín García-Moreno de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo PUC, Fondo documental Emilio Duhart.

 

Dibujo de un pizarrón blanco

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Figura 5. Plano Urbano Vialidades - Urbanización Achupallas. Arquitectos Sergio Larraín y Emilio Duhart, 1953. Archivo SLGM.

 

Imagen en blanco y negro de un periódico

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Figura 6. Nota de prensa de la exposición realizada en Viña del Mar. Una Ciudad se Levantará en Achupallas (9 de febrero de 1953). La Unión, p. 10.

 

 

Achupallas, la contrapropuesta del IA-UCV

Luego del ofrecimiento inicial, transcurridos algunos meses sin contacto alguno, el IA-UCV entregó su propuesta a la oficina Larrain y Duhart, con un manuscrito cuya introducción exponían dos preguntas, más bien retóricas:

¿Por qué los arquitectos [Larraín y Duhart] aceptan la intervención del instituto? ¿Por qué el instituto quiere decir algo a los arquitectos urbanistas de una gran población de gran importancia que ya están haciendo el plan, y del cual ya han presentado un primer bosquejo? (IA-UCV, 1953 s.p.)

Como respuesta a la primera interrogante, el IA-UCV consideraba que la colaboración había sido aceptada porque los arquitectos Larraín-Duhart estaban conscientes de la falta, en su primera proposición, de un orden que fundamentara el plan. Para contestar la segunda pregunta, el IA-UCV se ofreció como estudioso del “orden de la ciudad” de Valparaíso y puso a disposición la metodología de trabajo experimentada en la didáctica, sobre todo en calidad de expertos de la realidad de las dos ciudades costeras. Así, el proyecto de Achupallas dio al IA-UCV la posibilidad de experimentar con el urbanismo de una manera inédita, no en términos positivistas ni funcionalistas, sino espaciales.

La propuesta del IA-UCV se articulaba en dos partes claramente distinguibles: diagnóstico y proyecto. La primera, tenía como objetivo dar a conocer el orden de la conurbación de Valparaíso-Viña del Mar y se presentaba en lo que sus autores referían como “folleto”. Este documento dibujado y escrito a mano alzada, tenía un fuerte sentido didáctico y explicaba la fundamentación del proyecto urbano. La segunda, constaba de 14 láminas con planimetrías de la propuesta y tenía como fin la definición formal de la nueva urbanización.

El proyecto no abordaba a la nueva Achupallas como una entidad autónoma, sino que la consideraba como una prolongación de la conurbación de las dos ciudades costeras. Esto justificaba la necesidad de un estudio detenido del orden previo de la ciudad puerto, de tal modo que la forma urbana, sólo se podía lograr a través de la unión de lo nuevo con lo preexistente. A nivel teórico, el Instituto anunció una serie de conceptos que le permitieron explicar su propuesta.

 

El orden de Valparaíso

En el diagnóstico, el IA-UCV había consignado que Achupallas era un sector que, por su condición geográfica, estaba fuera de la conurbación. No obstante, “el orden se busca en la experiencia de la ciudad” (IA-UCV, 1953), aseguraban los arquitectos; y por ello era indispensable el análisis de las condiciones espaciales de la ciudad puerto para establecer un nuevo orden a instaurar en Achupallas que concibiera una unidad entre ambas.

Las particularidades geográficas de la ciudad puerto, implicaban una manera singular de estudiar dentro de ella. Cruz describe Valparaíso como “un puerto sobre cerros a la orilla del mar. Es un espacio tridimensional” (Cruz, 1959, p. 2). En la cita cobra sentido la idea de que para planificar la nueva urbanización de Achupallas era necesario tomar en cuenta la conexión con el mar, y de este modo hacer posible su inclusión en el anfiteatro costero (Figura 7). De ahí que se propusiera ubicar la urbanización más próxima a Viña del Mar, incluso si con ello se traspasaba los límites de propiedad del fundo –lo cual se consideró como un factor secundario.

El aspecto más relevante de la propuesta era la creación de un sistema infraestructural articulado por tres avenidas que ordenaban el territorio: la costanera, las avenidas de los cerros y la avenida del interior. La costanera tenía por objetivo recuperar la relación del borde costero con el mar, en un espacio apto para la vida pública que reconquistaba las playas. La avenida de los cerros conectaba las cumbres en una cierta equivalencia o paralelismo con la costanera. Por último, la avenida del interior conectaba la nueva urbanización con el mar y con los poblados del interior continental. El IA-UCV vio en Achupallas la ocasión de establecer un modelo de expansión aplicable a otros sectores del anfiteatro Valparaíso-Viña del Mar (Figura 8).

Las láminas entregaban indicaciones concretas sobre cómo realizar la conexión, por medio de la prolongación de la avenida Ocho Norte, según una línea recta con pendiente constante que marcaba la directriz para el desarrollo futuro de la

población. En su intersección con la topografía del cerro, el plan preveía la conformación de un sistema de mesetas aterrazadas donde se generaban los vecindarios (Figura 9).

La avenida del interior funcionaba como columna vertebral del conjunto y una serie de calles secundarias perpendiculares a esta, articulaban la disposición de los macrolotes a ambos costados de la arteria principal. La avenida fue concebida como un bulevar subdividido en un corredor comercial y calles de alta y baja velocidad en correspondencia a los accesos a los lotes (Figura 10).

Cada calle secundaria terminaba en un balcón de vista público, permitiendo a los futuros habitantes contemplar el paisaje y conectarse visualmente con Valparaíso y los barrios circundantes. Aunque el desarrollo no presentaba un diseño completo de la zonificación de la población, sí definía los tipos de lotes que podrían distribuirse en esta infraestructura general. Se exponían lotes individuales, mixtos y colectivos (Figura 11).

 

Foto en blanco y negro de una ciudad

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Figura 7. El anfiteatro de Valparaíso y Viña del Mar, fotografía de Ruperto Lang (1949?). Archivo Histórico José Vial Armstrong.

 

La arquitectura libre

El IA-UCV sostenía que el orden de las unidades vecinales se lograba cuando se incorporaba “la vida familiar” con “la ciudad”, vale decir, cuando el nuevo sistema de urbanización se incorporara al preexistente. El objetivo del plan era, por lo tanto, crear la unidad y conjugar ambos polos, donde el primero se definía como lo privado, lo transitorio, lo múltiple, y el segundo, como lo público, lo permanente y lo céntrico. Según el IA-UCV la respuesta era la arquitectura libre, entendida como una liberación de la aplicación de modelos preconcebidos, reemplazandolos por estrategias que aseguraran el estándar deseable para la vida de los futuros habitantes.


Texto, Carta

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Diagrama

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Figura 8. Bocetos del folleto que muestran la articulación de las tres avenidas: costanera, de los cerros e interior y las principales circulaciones y conexiones. Archivo Histórico José Vial Armstrong.

 

Mapa

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Figura 9. IA-UCV (1953). Planimetría de proyecto. 6 [Plano]. Achupallas. Archivo Histórico José Vial Armstrong.

Mapa

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Figura 10. IA-UCV (1953). 11 Trazado [Plano]. Achupallas. Archivo Histórico José Vial Armstrong.

 

Diagrama, Esquemático

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Figura 11. Ejemplos de diferentes lotes que podrían incluirse en el proyecto. IA-UCV (1953). 13.- Elementos [Plano]. Achupallas. Archivo Histórico José Vial Armstrong.

Mapa

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Figura 12. Dibujo de síntesis de la propuesta de la avenida del interior, calles transversales y miradores. Elaboración propia a partir de fuentes de archivo.

 


La problemática a resolver era por lo tanto establecer dicho estándar, definido como un determinado espacio que fijaba los valores primarios de la vida cotidiana. Este se relacionaba con el cuerpo humano, su salud y la higiene, y su instauración también tenía un valor liberador, en tanto que eximía al ciudadano de las penurias del vivir en ciudad.

Los habitantes debían ser conscientes de sus reales necesidades espaciales, y los arquitectos, detectarlas por medio de la observación de los actos en el espacio. La persistencia en la visión del espacio habitado y tridimensional por sobre los lenguajes técnicos, concordaba con la idea de que “el urbanista, al fin de cuentas, debiese ser primero un habitante” (Mangin y Panerai, 1999, p. 5).

 

El crecimiento biológico y la urbanización mínima

La propuesta alojaba una visión de la ciudad y de su crecimiento biológico, acorde con las exigencias que se iban dando y, con un desarrollo que no tenía reglas preestablecidas ni formas a priori, testimoniando una nueva manera de aproximarse a la disciplina, no hablando más de forma o función en términos racionalistas, sino a partir de la idea de que su fin último era la creación del espacio cotidiano. Vivir en la ciudad implicaba vivir en la coexistencia de formas que correspondían a la época presente y al pasado, lo que requería de una interpretación de las jerarquías espaciales que tenían las obras de otras épocas. Sólo por medio de la continua actualización de las formas pasadas y presentes se podía constituir el orden de la ciudad.

Aunque se reconocían como necesarios los aportes de los técnicos especialistas para trazar los elementos generadores –como el sistema infraestructural y el bulevar–, se destacaba que la técnica debía estar al servicio de una idea espacial, y no al revés. Lo que se proponía era una “urbanización mínima”, que se realizaba partiendo de elementos y condiciones previos: caminos iguales a los existentes, ningún terraplén, etc. En la lámina denominada “Plan de Acción”, el IA-UCV definió las etapas de la urbanización mínima, que incluía el sistema de aguas, el alcantarillado, el sistema de red eléctrica, de alumbrado público y de pavimentación. Además de eso se indicaba la localización de servicios públicos y municipales, la parroquia y varios centros sociales. Todos estos aspectos dan a entender que la voluntad del IA-UCV era un sistema infraestructural (Figura 13).


Diagrama, Texto

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Figura 13. IA-UCV (1953). 14.- Plan de acción [Plano]. Achupallas. Archivo Histórico José Vial Armstrong.

Texto

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Figura 14. Correspondencia del Instituto de Arquitectura para Emilio Duhart, 30 de abril de 1953. AHJVA.

 


Es importante considerar lo innovador que fue pensar en dotar a una parte de ciudad de urbanización mínima y dejar libertad a la autoconstrucción. Basta pensar que fue necesaria una década más para que ideas como ésta tomaran forma y factibilidad en la “operación-sitio” en Santiago (Quintana, 2014). Más que la definición formal del plano, el IA-UCV entregó estrategias de desarrollo urbano pensadas en términos de espacio y tiempo, concibiendo la planificación como un proceso dinámico, apoyado en la idea de la construcción del plan por etapas, y según la interacción de distintos actores.

Es significativo que en los escritos que acompañan la propuesta, no hay diferenciación entre escala urbana y escala arquitectónica que, por el contrario, se unifican en la experiencia del espacio cotidiano. El término no sólo se refería a una realidad física, sino que tenía que ver también con la esfera social, y por eso se hablaba de la aplicación de la creatividad al plan ético.

La correspondencia intercambiada entre los equipos de arquitectos Larrain y Duhart e IA-UCV, ofrece un punto de vista para reflexionar sobre los aportes y limitaciones de la propuesta desarrollada por el Instituto (Figura 14). Duhart afirmaba concordar plenamente con la fundamentación presentada por Cruz, y más aún, reconocía su “admiración por la forma poética y gráfica” con que se realizaba. No obstante, la negativa fue inmediata (IA-UCV, 1953, s.p). Se argumentaba que la solución no era viable y que simplemente no se ajustaba al programa perseguido ni a los medios económicos para llevarlo a cabo; y se consideraba contradictoria con el objetivo esencial de la planificación de Achupallas. Aunque Duhart no justifica esta afirmación, es de suponer que la contradicción se encontraba tanto en el hecho de no atenerse a los límites de la propiedad, como también a la poca importancia que se atribuía al diseño arquitectónico de cada parte.

 

Conclusiones: lecciones desde el espacio cotidiano al proyecto urbano

Es indudable que la propuesta para Achupallas de IA-UCV tenía limitaciones y potencialidades. Con respecto a las limitaciones, probablemente el hecho de no ser los arquitectos a cargo del proyecto, dio al grupo una mayor libertad, ante la necesidad de hacer cuadrar las cuentas frente a los mandantes. En las láminas hay una propuesta inicial de agrupaciones tipo de vivienda, pero sin mayores referencias a las densidades o al número preciso de habitantes. Lo mismo pasaba con las circulaciones y los espacios públicos, cuya organización sólo se esbozaba a nivel de esquema. Independientemente de lo anterior, las potencialidades (o anticipaciones) en términos teóricos son innegables: la desconfianza en la planificación apoyada en modelos urbanos preconcebidos y cerrados; la consideración de la autoconstrucción como estrategia urbana; la conciencia de la interdisciplinariedad de proyecto y los cuestionamientos sobre los roles de los arquitectos y los técnicos y, por último, la valorización del patrimonio existente frente a las nuevas construcciones. Cuestiones que se enunciaron como coordenadas clave en relación a la propuesta que, sin embargo, se aludían sin mayor desarrollo. Lo que sí se desarrolló con mayor profundidad, fue la manera original de estudiar y comunicar el proyecto urbano.

En el plan de Achupallas el IA-UCV consolidó una práctica de estudio de la arquitectura que consideraba la observación como instrumento de análisis y diagnóstico del territorio y de pre figuración espacial del proyecto urbano. Un análisis que no partía de datos cuantitativos sino de interpretaciones dadas por los arquitectos, que fue acompañado también por una innovadora manera de presentar los resultados obtenidos por medio de bocetos y croquis. El carácter de borrador de las planimetrías es coherente con el grado de experimentación de la propuesta.

Con la renovación de los métodos de estudiar y comunicar la arquitectura, se desestabilizaron también las categorías del proyecto urbano moderno. El enfoque infraestructural de la propuesta permitía a sus arquitectos lidiar con la complejidad del territorio marcadamente tridimensional, más allá de la necesidad imperativa de cumplir con los requerimientos programáticos, funcionales y estadísticos, típicos de aquellos asentamientos que promovieron la extensión de la ciudad por medio de ciudades satélites. El plan en su estrategia de ordenamiento no sólo consideraba la relación de esta con los pueblos más cercanos, sino que proponía líneas guías para un futuro desarrollo regional.

 

Agradecimiento

Este trabajo ha sido realizado como parte del proyecto Fondecyt 1221316: Arquitectura moderna y ciudad: el proyecto urbano ante el desafío del desarrollo. Chile 1930-1980 (investigador responsable Horacio Torrent), del cual Ursula Exss es co-investigadora. Se agradece a Fondecyt por el apoyo otorgado


Referencias

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Ursula Exss Cid

Arquitecta PUCV (2007) y Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos Pontificia Universidad Católica de Chile (2018). Profesora Adjunta, Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Manuel Antonio Matta 12, Viña del Mar, Valparaíso, Chile.

uexss@ead.cl
https://orcid.org/0000-0003-2195-2564

Anna Braghini

Arquitecto IUAV (2009) y Magíster en Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile (2015). Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile- IUAV (2023). Profesora Asociada de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Manuel Antonio Matta 12, Viña del Mar, Valparaíso, Chile.

anna.braghini@pucv.cl
https://orcid.org/0000-0003-3466-0640

 

Un dibujo con letras

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